“Somos las mejores amigas y seremos mamás casi al mismo tiempo”
buenas para LA “¡Tan carretear que éramos CRUZ y ahora estamos las
dos embarazadas! Al comienzo, no podíamos imaginar cómo nos cambiaría la vida”. Con esas palabras, la crucina Javiera Vega Olivares explica lo que significa estar, casi al mismo tiempo que su mejor amiga, Natalia Valencia Gapuz, esperando ser madre por primera vez. A pesar de lo jóvenes que son -ambas tienen 18 años- , lucen felices y llenas de ilusión, al contrario de lo que se pudiera pensar. No existe duda entre ellas, menos tristeza. “Ya asumimos y nos acompañamos en este proceso”, es la premisa que comparten. La amistad de Javiera y Natalia nació hace cinco años atrás, mientras cursaban primero medio en un internado en Nogales. Aunque al comienzo no se toleraban, terminaron por convertirse en las mejores amigas, que extendían el tiempo juntas los fines de semana. “Nos unimos porque las dos éramos de carácter fuerte. Natalia me entendió y nos hicimos amigas. Nunca nos aburríamos de vivir juntas en el internado y nos invitábamos a quedar los fines de semana a las casas. Yo me fui del colegio ese mismo año, pero seguimos sin separarnos”, explica Javiera, quien fue la primera de estas dos amigas en quedar embarazada. Con los años, la amistad fue creciendo y comenzaron a compartir su cotidianidad, juntas. Tanto así, que cada una fue la primera en saber sobre el em-
La historia de Javiera Vega Olivares y Natalia Valencia Gapuz sorprende, porque hasta en la mejor noticia de su vida coinciden en fechas y algunas circunstancias
barazo de la otra y se acompañan a las ecografías. Antes, incluso, que en sus familias. La primera en sospechar que sería madre fue Javiera. Recuerda que “yo pensaba que podía estar embarazada y le dije a Natalia. Ella me ayudó, hicimos juntas el test de mi embarazo. Incluso, ella tomó el gotero y echó las gotitas de orina. Después me contó lo que salía”. Mientras Natalia le contaba que las dos líneas rojas significaban que sería madre, Javiera sentía que se desvanecía y un
ataque de llanto la acompañó de vuelta a casa. Pasaron dos semanas para tener el valor de contarles a sus padres. Ahora Javiera se ríe. Su familia tomó bien la noticia y su hermana, de cinco años, es la más contenta con la llegada de un nuevo integrante. “Ahora tengo cuatro meses y medio. Al comienzo fue difícil, pero mi mamá está contenta porque será abuela. Terminé cuarto medio y en el colegio no me pusieron problemas”, explica.
Un mes y medio después de aquel episodio, llegó la confirmación de Natalia. La situación no fue muy diferente y Javiera fue la primera en saberlo. “Yo llevo tres años pololeando y estaba con él. Entré al baño a hacerme el test, y al ver el resultado, le mandé una foto a Javiera. Fue la primera en saberlo, porque después le conté a mi pololo”, recuerda de manera divertida Natalia. Agrega que “no fue tan terrible, ya había asumido que me estaba pasando eso. Cuando le conté a mi mamá, me retó, pero no quedaba otra que asumir y apoyarme. Mi abuela lloró una semana y ahora me aconseja”. A pesar del impacto del primer momento, Javiera y Natalia hoy se encuentran contentas viviendo sus respectivos cuatro y tres meses de embarazo. Aseguran -entre risas- que lo mejor ha sido acompañarse y que el “baby shower” no será unido: lo harán con un mes de diferencia. “Ahora estamos muy contentas, es una divertida y buena noticia para contar, porque somos las mejores amigas, seremos madrinas de nuestros respectivos hijos y tendrán solo un mes de diferencia. Natalia aún no sabe el sexo de su guagüita. Pero, si es mujer, será amiga de mi hija y, si no, serán pololos”, dice Javiera, mientras las dos buenas amigas se largan a reír.
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Mi buena Noticia EL OBSERVADOR
Viernes 20 de noviembre de 2015
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