¡Mirad, mirad!
¡Soy una gladiadora!
¡Estás turuleta! Necesitamos encontrar unos pedales y un timbre.
¿Has visto qué sillín más bonito?
¡Genial, porque el mío es durísimo! ¡Pongámoslo!
No te preocupes...
Juntas encontraremos un timbre.
Y ¿sabes qué?
¡Mañana volvemos a la playa!
Mamá, ¿cuánto falta?
¡Quiero ir al agua, ya!
¡Un minuto y estamos! ¿Sabes qué creo?
La bici te ha quedado preciosa. Los pedales, el sillín nuevo… ¡y el bulto del manillar ni se nota!
Pero... ¡le falta el timbre! Ya encontraremos uno, Lola. Mira, mañana llega tu tío, le podemos preguntar si tiene uno.
Él también está muy contento de que ya tengas la bici arreglada.
¡Que no está arreglada! ¡Le falta el timbre!
Venga, ya estás lista. ¡Ve al agua!
Tengo miedo.
Las algas... el tío...
¿Te acuerdas de cuando te rescaté?
¿Qué haces aquí?
¿Miedo?
¿De qué?
¿Rescatarme?
¡Lola, estoy aquí! ¡Agárrate!
Te vi de lejos.
Las algas te agarraban demasiado fuerte.
Tú querías salir y no sabías cómo.
Todo pasó la noche de la tormenta.