Capítulo 10: Festival de Verano. La semana de gran fatiga mental, en la que Kanda senpai fue transferida y Mishima extrañamente se me fue a la yugular en el comedor; había terminado. Cuando llegó el fin de semana, yo obviamente dormí demasiado porque tenía que reponer las horas de sueño que había perdido. Aunque Sayu me despierta todos los días entre semana, los días de descanso ella no lo hace sin importar cuanto tiempo duerma. Además, debido el cansancio, aunque me desperté en la cama 3 veces me volví a dormir hasta que mi cuerpo de forma natural obtuvo la energía necesaria para despertarme completamente, y en ese momento me di cuenta de que ya eran las 3 de la tarde. Como anoche me metí a la cama alrededor de la medianoche, haciendo un cálculo rápido, era evidente que había dormido durante 15 horas. Y como era de esperarse ya no tenía nada de sueño, solo tenía mi mente un tanto nublada por lo que moví mi cabeza de un lado a otro y rápidamente volví a mis 5 sentidos. Levanté la cabeza, miré a mi costado y vi a Sayu acurrucada de forma circular en la alfombra como si fuera una cochinilla. — Sayu, buenos días… — Buenos días… Sayu me contestó sin mirarme. Su tono de voz era curiosamente débil por lo que daba la sensación de que no estaba muy consciente todavía. — — — —
¿A qué hora te levantaste? ¿Mm? ¿Te acabas de despertar? Ajá.
Después de hacer esas preguntas me di cuenta de que Sayu tenía una apariencia inusual. Estaba claro que tenía la cabeza en las nubes. Tomé un poco de aire y volví a llamar a Sayu, pero ahora con la voz un poco más fuerte. — ¡Sayu! — ¡Ahh! El cuerpo de Sayu tembló por el susto y pareciendo sorprendida, giró lenta y pesadamente hacia mí. — — — —
Buenos días. Bu, buenos días… ¿Estabas dormida? No, estaba despierta, perdón. Estaba un poco distraída…
Sayu dejó escapar una sonrisa amarga junto con su respuesta. Por lo visto, su mente estaba hasta cierto punto en otro lugar. — ¿Estás pensando en algo? Le pregunté a Sayu mientras me levantaba de la cama, Sayu también se levantó, aunque con algo de dificultad, su rostro tenía una expresión indescriptible. Y luego sonrió débil y brevemente. — No, en nada en especial.