ACCÈSSIT CATEGORIA JOVES JUDIT AYALA MARTÍNEZ OBSOLESCENCIA PROGRAMADA Nunca he estado en esa otra parte del mundo, pero sé que existe. Le llaman el mundo ideal. Es un mundo muy diferente al que estoy viviendo, dónde todos imitan un modelo llamado “moda” que cambia a gran velocidad. Es un lugar dónde la gente va muy deprisa a todas partes, hace las cosas sin pensar y a menudo se equivocan, pero no les importan las consecuencias. Lo importante es actuar lo más rápido posible, porque en ese mundo nadie puede perder ni un solo segundo de su tiempo. Allí, el tiempo es oro, la rapidez y la inmediatez es lo único que cuenta. Las personas que viven en esa otra parte del mundo habitan en construcciones sólidas, climatizadas, con luz eléctrica y todo tipo de aparatos que hacen de forma automática las tareas más simples. El agua se obtiene como por arte de magia, con tan solo un pequeño gesto de muñeca se abre un grifo y un chorro de agua nítida empieza a salir como una cascada interminable. Y la luz, también es mágica, dicen que apretando un botón la oscuridad desaparece y se ilumina todo como si fuera pleno día. Mi mundo no es así. Tampoco puedo decir que sea un infierno porque no arde, pero sí que hace un calor tan espantoso que casi no nos deja respirar. No es un infierno porque no hay demonios que nos persigan, pero es similar a eso, porque siempre nos acechan peligros y nos torturan las enfermedades más diabólicas. Muchas personas de mi alrededor intentan convencerse de que nuestra vida no es ni mejor ni peor a la del otro mundo, sino diferente y especial. Pero yo sé que no es así: continuamente doy vueltas en mi mente pensando en cómo será ese otro mundo. Trato de imaginármelo, proceso todo cuanto me explican sobre él e intento razonar porqué nuestra vida es diferente y especial. No entiendo qué hay de bueno en ello. Mi vida es una rutina, al igual que la de todos mis amigos y la gente que conozco. Por eso no considero que deba sentirme diferente ni especial, soy igual que ellos, física y mentalmente. Todos mis amigos tienen las mismas facciones y el mismo color de piel que el mío. Todos hacen y sienten lo mismo que yo. Todos hemos nacido igual y tenemos las mismas oportunidades de sobrevivir en nuestro mundo. No he ido nunca a una escuela, aunque sé que en ese otro mundo existen y que se aprenden muchas cosas, del pasado y del futuro. Dicen que los libros contienen sabiduría y que gracias a ella las personas pueden cambiar las