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LA RESPUESTA DE U.S. AL COVID-19
COVID-19, una enfermedad infecciosa, comenzó en diciembre de 2019 en Wuhan, China, y llegó a los EE. UU. en enero de 2020. Este virus ha infectado a casi ocho millones de personas en los Estados Unidos y ha cobrado al menos 214,000 vidas en el transcurso de solo diez meses.
Esto ha dejado a muchas personas con la pregunta: “¿Cómo pudo pasar esto en un lugar como Estados Unidos?” Si bien hay muchas respuestas a esta pregunta especí ca, la que mejor responde es la respuesta tardía al COVID-19 del gobierno de EE. UU.
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Cuando el COVID-19 fue reconocido por primera vez por Estados Unidos, el presidente Donald Trump minimizó la gravedad del virus y a rmó que Estados Unidos lo tenía “bajo control”. Poco sabía él que diez meses después, Estados Unidos todavía estaría luchando contra las di cultades que ha traído COVID-19.
Una de las primeras acciones que tomó el presidente Trump en respuesta al virus fue restringir los viajes a Estados Unidos desde China a la mayoría, pero no a todos, los grupos que ingresan. A pesar de que tomó esta acción proactiva, las declaraciones provenientes de la Casa Blanca continuaron minimizando la gravedad del virus.
En lugar de abordar la situación de manera realista, no consideraron sus graves implicaciones y efectos. Si bien es ideal pensar positivamente en la mayoría de los escenarios, cuando se trata de un nuevo virus que invade la nación, se deben reconocer y considerar todos los resultados posibles para que la nación pueda estar preparada para los efectos que podría causar.
En febrero, el presidente Trump solicitó fondos del Congreso para pruebas, desarrollo de vacunas, equipo de protección personal (PPE) y más. Poco después, se con rmó el primer relato de propagación comunitaria del virus en los Estados Unidos. En lugar de exigir inmediatamente que los estadounidenses practiquen el distanciamiento social, el
Prevención de Enfermedades (CDC).
En marzo, el presidente Trump nalmente alentó las pautas de distanciamiento social dadas por el CDC. Esto incluyó la escolarización en casa, evitar grandes reuniones de más de 10 personas, evitar ir a bares, restaurantes y patios de comidas y, por último, evitar viajes innecesarios. Esta fue otra acción proactiva, pero el hecho de que se implementó tres meses después de que el virus fue identi cado por primera vez en Estados Unidos demuestra que la respuesta tardía del gobierno al virus es la razón por la que Estados Unidos sigue liderando el mundo en casos y muertes por COVID-19.
El hecho de que el presidente Trump no reconociera al COVID-19 como una posible amenaza para Estados Unidos y sus ciudadanos es lo que nalmente llevó a Estados Unidos a donde está hoy, con una de las tasas más altas de casos de COVID-19 en el mundo. Todo el tiempo que el presidente Trump pasó negando COVID-19 como una amenaza real podría haberse utilizado de manera más e ciente para encontrar soluciones al problema.
presidente Trump, una vez más, restó importancia al virus y a rmó que las cifras disminuirían pronto. Al minimizar continuamente el virus en lugar de reconocer su gravedad, Trump continuó promoviendo una narrativa falsa a los ciudadanos estadounidenses de que COVID-19 no es tan grave como informaron los funcionarios médicos. Esto llevó a muchos estadounidenses a subestimar el virus y criticar a las personas que están tomando en serio las precauciones de seguridad recomendadas por los Centros para el Control y la
Nunca podremos recuperar las vidas que perdimos debido al COVID-19, pero al tomar precauciones como usar una máscara, lavarnos las manos constantemente y distanciarnos socialmente, aún podemos salvar miles de vidas más y prevenir aún más la propagación del virus dentro de nuestras comunidades.
por Lorena Bernal