Cuento de un amor tonto por Jorge Enrique GonzĂĄlez Pacheco Alguien me llamĂł tonto por el gusto de mirarte a toda hora, y por las letras que digo y ve no mĂĄs como pura palabrerĂa. La ciudad a esa hora en la que alguien creyĂł ofenderme hervĂa en su inquieta lentitud. Los mercados cerraban y un solitario hombre desandaba Sevilla sin temor a la llama del verano que llega. Alguien, que podĂa haber sido nadie lanzĂł dardos al amor que siento y vive y anda y se impregna de ti mismo. El milenio rueda y yo sigo pegado a mi devociĂłn, al creer que cada vez que me sonrĂes yo te importo. Pero no sabe que aprendĂ a jugar el juego. Y ese hombre que cruza el fuego de la ciudad a mediodĂa, en la hora en que los mercaderes van a su siesta, soy tĂș mismo que me contemplo en una nube que algĂșn dĂa caerĂĄ y no resurgirĂĄ en la maldiciĂłn tuya, que no entendiĂł la fidelidad por mĂ y dibujĂł toda su malicia en oraciones en contra, que por amarte nada tienen de tonto.
University of Arkansas - Fort Smith
33