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Esta enfermedad no es de muerte
Atodos nos abruman las enfermedades serias, porque pensamos en la cercanía y posibilidad de la muerte. Precisamente, para evitar esos sobresaltos, se nos invita en la Cuaresma a "curarnos en salud", es decir, pensar en cómo arreglar la vida para que no nos mor�fiquen las decisiones finales.
La Cuaresma abruma porque habla de penitencia, de negación, de morir para poder vivir. De ordinario todos pensamos en el costo, no en la ganancia. Este domingo
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V de la Cuaresma va ya casi guardando las palabras de dolor, de penitencia, para sugerirnos un final de cambio, de brillo, de resurrección.
Morir para resucitar, tarea de la Cuaresma
Y sin embargo, es menester primero dejar las malas conductas para luego merecer la vida nueva que ofrece Jesús. La muerte y resurrección de Lázaro es ya un an�cipo para pensar posi�vamente y hacer realidad una de las frases más repe�das en Cuaresma y Pascua: “...si con Él morimos, también con Él resucitaremos”. Ante la muerte de su amigo Lázaro, Jesús da una gran enseñanza, siempre hay una esperanza para el que con�a en Dios.
Les infundiré mi Espíritu
A una semana de iniciar los grandes misterios de la fe cris�ana que celebramos en la Semana Santa; �empo que hemos conver�do, en nuestra cultura actual, en �empo de relajación y descanso; que no es malo, pero sí tenemos la oportunidad de vislumbrar cosas importantes para la vida cris�ana. El fragmento del libro de Daniel invita a un cambio importante de nuestra manera de mirar la muerte y la vida, el trabajo y el descanso. ¡Con el Espíritu de Dios, podemos cambiar las cosas!
Vivir con el Espíritu de Cristo

Todo mundo está sujeto a las tentaciones de la carne; pero el Espíritu de Dios puede ayudarnos a cambiar de opinión, a darle la vuelta a nuestras costumbres apren- didas para ofrecerle un espacio a Dios. Este mismo Espíritu que resucitó a Jesús, si le damos espacio, nos ayudará a cambiar.
Anticipo de la Semana Santa “Lázaro ha muerto, y me alegro de que no hayamos estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su casa”. Hay una gran seguridad en Jesús, no obstante la incredulidad de la gente, de que Lázaro, que ha muerto, va a resucitar. Es la misma seguridad que siente por nosotros, que no importa lo hundidos que estemos en la maldad, en el pecado, en la hipocresía, porque Dios siempre piensa que podemos cambiar. Jesús va enseñando los caminos por donde estamos todos llamados a transitar. En nuestro �empo es menester recuperar la fe, hacerla viva para sen�r que Cristo está plenamente vivo entre nosotros.

Oraci N Colecta
Te rogamos, Señor Dios nuestro, que, con tu auxilio, avancemos animosamente hacia aquel grado de amor con el que tu Hijo, por la salvación del mundo, se entregó a la muerte. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
1Lectura del libro del profeta Ezequiel 37, 12-14
Esto dice el Señor Dios: "Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la �erra de Israel.
Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor. Entonces les infundiré a ustedes mi espíritu y vivirán, los estableceré en su �erra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí". Palabra de Dios.
Salmo Responsorial
del salmo 129, 1-2, 3-4ab, 4c-6, 7-8 R. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.
R. Perdónanos, Señor, y viviremos.
XSi conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos. R. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela.
R. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Como aguarda a la aurora el centinela, aguarda Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades. R. Perdónanos, Señor, y viviremos.
2Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 8-11 Hermanos: Los que viven en forma desordenada y egoísta no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no llevan esa clase de vida, sino una vida conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes.
Quien no �ene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. En cambio, si Cristo vive en ustedes, aunque su cuerpo siga sujeto a la muerte a causa del pecado, su espíritu vive a causa de la ac�vidad salvadora de Dios. Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales por obra de su Espíritu, que habita en ustedes. Palabra de Dios.
Aclamaci N Antes Del Evangelio
Jn 11, 25. 26
R. Aleluya, aleluya. Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí no morirá para siempre. R. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 11, 1-45
En aquel �empo, las dos hermanas le mandaron decir a Jesús: "Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo".
Al oír esto, Jesús dijo: "Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella".
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba. Después dijo a sus discípulos: "Vayamos otra vez a Judea". Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección del úl�mo día". Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".

Jesús, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: "¿Dónde lo han puesto?" Le contestaron: "Ven, Señor, y lo verás". Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: "De veras ¡cuánto lo amaba!" Algunos decían: "¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?" Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva, sellada con una losa. Entonces dijo Jesús: "Quiten la losa". Pero Mar- ta, la hermana del que había muerto, le replicó: "Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días". Le dijo
Jesús: "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" Entonces quitaron la piedra.
Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado". Luego gritó con voz potente: "¡Lázaro, sal de ahí!" Y salió el muerto, atados con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: "Desátenlo, para que pueda andar". Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Palabra del Señor.
Oraci N Despu S De La Comuni N
Te rogamos, Dios todopoderoso, que podamos contarnos siempre entre los miembros de aquel cuyo Cuerpo y Sangre acabamos de comulgar. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.