ANATO M Í A DE L A CR Í TI CA
señalar o no identidades. Se trata de una desviación sentimental que busca retar a los sistemas hegemónicos, invitar a la desobediencia verbal, a recodificar los cuerpos y a desplazar territorios. En la mayoría de los casos, lo cuir atenta contra la heteronorma, y en los menos, contra el heteropatriarcado: que no es lo mismo sexualidades que géneros: Dorotea que Doroteo: ojos que da pánico soñar. “Encuentro del todo intrigante que un personaje siga sosteniendo a lo largo del tiempo, aunque todavía dentro de un ataúd, que Dorotea o Doroteo da lo mismo. Mi Rulfo bien queer.” Cristina Rivera Garza, Había mucha neblina o humo o no sé qué.
Entonces, volvamos a la pregunta: ¿existe la literatura cuir escrita por mujeres [cuir] mexicanas? Lo cierto es que esta literatura no es inexistente. Y me atrevería a decir que nunca lo ha sido: una pequeña Marquesa de Sade, Josefina Vicens, Asunción Izquierdo Albiñana, Inés Arredondo, Leonora Carrington: cuir, cuir, cuir. Y, sin embargo, es difícil pensar en tres escritoras mujeres [cuir] representativas de lo cuir en la literatura mexicana. ¿Y en hombres [cuir]? Salvador Novo, Enrique Serna, Luis Zapata, Luis González de Alba, Carlos Monsiváis, Xavier Villaurrutia… De ahí la vuelta de tuerca a lo torcido y el regreso a la etiqueta: de género. Para cuirizar la literatura mexicana hay que revisar las estrategias que han mantenido a las escritoras al margen del canon. La literatura cuir tiene un género porque este género incomoda a los guardianes de la literatura mexicana: dicen que no es lo mismo Luis Zapata que Gilda Salinas: dicen que Conchita Jurado no es los estridentistas: dicen. Desde los noventa, se ha tratado de visibilizar la escritura de mujeres mexicanas: números-representarrestaurar-lo-dañado. Tarea crítica necesaria y bien “Rebuscamos la confraternidad, desnombrar a ‘Femenino’ y ‘Masculinidad’.” Karen Villeda, Tesauro.
“no existe el poema en que sor juana salió del clóset no existe el poema en el que plath se reconcilia con su padre no existe la canción en que juan gabriel usa las palabras coger mayate identidades queer” Yolanda Segura, Estancias que por ahora tienen luz y se abren hacia el paisaje.
intencionada que requiere de una inmensa paciencia. Pensemos: tres décadas, algunos nombres: Rosario Castellanos y Elena Garro. Nellie Campobello, claro. Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, Inés Arredondo: disputa. Una de las últimas antologías de literatura mexicana sobre un “deseo otro” incluye un total de cero mujeres [cuir]: el deseo otro solo puede escribirse por hombres [cuir]. Las mujeres [cuir] no tienen deseos otros. ¿Qué tan cuir es lo cuir en la literatura mexicana? Otra pregunta ociosa: heteropatriarcado. A mi ya se me ha agotado la paciencia. En su afán de rechazar las etiquetas con la etiqueta, lo cuir abre otras puertas para entender el problema del canon y la representación en la literatura mexicana. ¿Qué pasa si prestamos atención a aquellos libros, letargosamente convencionales y provocadores, que incomodan a la crítica? Amora (1989) de Rosa María Roffiel es la primera novela lésbica mexicana ✓. Dijo la crítica: relato provocador y letargosamente convencional ✗. Falla: representa la vida cotidiana y aburrida de la lesbiana. Falla: panfleto feminista. Falla: Lupe es castradora por elección. [¿Hipérbole?]. “Las monedas se quedan quietas. Tres yin es igual a yin. Trazo en la hoja la raya partida, interrumpida a la mitad por un breve espacio en blanco. Primera línea: restaura lo que fue dañado por el padre.” Ave Barrera, Restauración.
Y es que Roffiel escribió la primera novela lésbica sin una lesbiana que además era feminista y anti capitalista. Una lesbiana que no es lesbiana pero… cuir, cuir, cuir. Lupe es una feminista lesbiana bisexual por elección política. Repitamos: el-libro-incomodó-a-