Por José Lasaga Medina
UNA BIOGRAFÍA del ensayo. En la obra de Ortega
Ensayo es, en un terreno en que se puede trabajar con precisión, hacer algo con descuido... O bien, el máximo rigor accesible en un terreno en el que no se puede trabajar con precisión. Trataré de probar lo segundo. Robert Musil (circa 1914)
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En uno de los últimos libros que escribió –y que no publicó– dice Ortega que «cada palabra reclama en principio una biografía, en un sentido análogo al que tiene este término referido al hombre» (IX, 619).1 La biografía es para cada ser humano lo esencial de su vida captado en una narración. De las palabras podría decirse análogamente que tienen una biografía en la medida en que también nacen, cambian, alcanzan su mediodía y luego envejecen y mueren. La palabra que nos preocupa es «ensayo», en un uso muy determinado: como nombre de un género literario o, para ser más exactos, de un genus dicendi tal y como lo practicó Ortega. Este hombre nacido y muerto en Madrid (1883-1955) ensayó muchas cosas en su vida: carreras de periodista, político, filósofo (ganó una cátedra de metafísica en 1910); interpretó el papel de hombre de mundo, de profesor, de padre de familia, etcétera. Pero, en realidad, todas esas dimensiones de su vida, y algunas más que no mencionamos, estuvieron sometidas a y ordenadas desde una determinada perspectiva: la perspectiva del «intelectual». Si damos al término su sentido más lato y abarcador, diremos que es la perspectiva del hombre que se relaciona con el mundo, manejando ideas, tanteándolas, sopesándolas. No es entonces extraño 15
CUADERNOS HISPANOAMERICANOS