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Marzo de 2022
La doble represión que sufrieron las mujeres con el fascismo, por ser de izquierdas y por ser mujeres
NOSOTRAS NO OLVIDAMOS
E
l golpe de estado al gobierno de la República trajo miedo, dolor y angustia para las mujeres, posiblemente más intensidad que a cualquier hombre porque a ellas les podían hacer cosas que a ellos no. Duró décadas está agonía donde tenían callar los abusos, tenían que aguantar las humillaciones y que llorar en silencio, donde nadie las escuchara. En la España rural, naciente y soleada en pleno verano de 1936 cuando llegó el monstruo faccioso, madres e hijas tiraban de la familia mientras sus hijos, sus hermanos y sus padres eran enviados a la muerte y procurando callar cuando descubrieron que defenderse traía consecuencias nefastas. Las paseaban por sus calles de toda la vida para que sus vecinos las vieran cagándose encima con el ricino que les habían dado y suplicando clemencia a unos verdugos que nunca se compadecerían de ella. Porque el fascismo es machista y misógino, porque España todavía se reciente del machismo sufrido e impuesto durante tanto tiempo, todavía nos matan, nos violan y nos humillan porque somos mujeres. Los fascistas nos marginaron a nosotras y también a sus propias mujeres, nos convirtieron a todas en sus esclavas.
Mujeres al poder La II República nos trajo un sistema de gobierno innovador con mujeres que trabajarían por las políticas sociales. Eran mujeres modernas, la mayoría pertenecientes a familias liberales y adineradas lo que les permitió romper aquellas barreras impuestas durante siglos a nosotras, como mujeres decididas a formar parte de la vida del país más allá del cuidado y la atención del hogar. Con la llegada de la República, la emancipación femenina se introdujo en las escuelas y las universidades y, rápidamente, en los teatros, los cines, en las charlas de barrio, las sociedades que se habían formado en las profesiones y los pasatiempos, todo en una sociedad con una cultura tradicionalmente machista. Son nombre conocidos los de Victoria Kent, que trajo reformas para humanizar las prisiones o Federica Montseny, que diseñó el primer proyecto de ley para el aborto en España, o Clara Campoamor, Margarita Nelken y Dolores Ibárruri, nuestra Pasionaria, pero hubo otros nombres de mujer en nuestra historia antes de
Clara Campoamor consiguió que se nos permitiera votar a nosotras también
memoria histórica
por Priscila del Águila, marzo de 2022
que la dictadura fascista de Franco envolviera de nuevo a España en las garras de la época medieval con la presencia de la iglesia y su poder. Matilde de la Torre, Julia Álvarez Resano, María Lejárraga, Veneranda García-Blanco o Francisca Bohigas son algunos de sus nombres junto a los de escritoras, pintoras y grandes artistas y cabezas pensantes femeninas españolas que auguraban un futuro prometedor para nuestro país, todas en el exilio, algunas volvieron a morir a su tierra cuando el dictador murió, otras nunca más volvieron a pisarla.
Mujeres andaluzas Durante los años de la guerra, convirtieron a nuestras tierras andaluzas en una gran fosa gigantesca que alberga a nuestras mujeres, violadas, rapadas, humilladas públicamente y luego asesinadas para ser arrojadas a cualquier cuneta o a una fosa cavada por ellas mismas en muchos casos. Es imperdonable el daño irreparable que les hicieron a ellas, a sus hijos, a sus padres y a sus maridos que tenían que cargar con la culpabilidad que ellos no tenían porque las habían matado por estar casadas con ellos en muchos casos. En un pueblo de Granada, hay una señora muy mayor que tenía 16 años cuando estalló la guerra, se la llevaron a raparla e hicieron tantas cosas con ella que se encerró en su casa y nunca más volvió a salir, y es conocida por todos, aunque solamente la veamos a través de su ventana. Tantas historias de muerte y sufrimiento que avergonzarían al mismo Satanás si existiera. Andalucía no era una tierra de progreso, y sigue sin serlo porque necesitan de nuestro sudor para poder mantener sus privilegios, y en aquellos tiempos la miseria se apoderó tan rápido de las vidas de las gentes que ni siquiera les dio tiempo a verlo llegar. Mujeres libres, mujeres que decidían por ellas mismas, pero sobretodo, mujeres inocentes que, por rencores de vecinos, envidias y celos o simple decisión de alguien, fueron vejadas hasta la muerte por no aceptar al fascismo. En la Línea de la Concepción de Cádiz, mataron a Gertrudis Ríos Marín, maestra de párvulos, comprometida con la educación de los que llamaba “sus niños”, no se fue de Cádiz con el golpe de estado porque ella “no había hecho nada”, no había razones para que le hicieran nada. No fue así, le dieron aceite de ricino y la pasearon por la Línea, rapada ante los ojos de “sus niños” que lloraban por ella. En Deifontes, Granada, metieron en la cárcel a Antonia Gómez Fernández porque estaba casada con un comunista, dejaba 4 niños pequeños en la calle y su hermana, María, tuvo que dejar el Carmen en el que trabajaba desde hacía casi 20 años para ocuparse de ellos, pero también la metieron en la cárcel y tuvo que apañar un matrimonio forzado con un conocido del pueblo para poder sobrevivir con sus sobrinos. Antonia