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Gaudete No. 15 - 10 marzo 2024
In memoriam
JESÚS ÁVALOS DÍAZ
10 de marzo de 1990 28 de febrero de 2024.
Por. José de Jesús Girarte V.
Jesús Ávalos Díaz fue el quinto hijo de Humberto Ávalos y Rosa Díaz, nació el 10 de marzo de 1990. Recibió la catequesis y los sacramentos de la iniciación cristiana en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. Desde pequeño mostró inquietud por el servicio a Dios participando como monaguillo en la capilla de María Auxiliadora, en el seminario de los Salesianos; convivió con el padre Francisco Sandoval quien lo alentó a encontrar su vocación, y motivó a su familia para atender la cooperativa del colegio por las tardes donde los niños se reunían para vivir la espiritualidad salesiana. A los12 años ingresó en el seminario de los Oblatos en Sahuayo cursando la secundaría y preparatoría, aprendio el oficio de la labranza y comenzó su estudios básicos de música practicando en un piano de ese seminario.
Conociendo el Seminario Diocesano de Zamora, Jesús ingresó en el Curso Introducto de esta casa de formación que se encuentra en Cotija, al cumplir la mayoria de edad. Pasó después al estudio de la filosofía en el Seminario Mayor de Zamora, donde permanecio por dos años. En esta etapa de formación, Jesús acrecentó su devoción al Sagrado Corazón de Jesús; siguió aprendiendo sobre música y comenzó sus estudios en el piano; fue miembro de la Schola Cantorum del Seminario y se le envió a estudiar un curso a la Escuela de Música Sacra de Guadalajara; ejerció la dirección del coro y rescató algunos cantos devocionales al Sagrado Corazón de Jesús. Realizó su apostolado impartiendo catecismo en Jacona y en la parroquia de San Simón.
En el 2011, Jesús descubriendo su vocación a la música litúrgica, abandonando la formación a la vida sacerdotal y ubicándose nuevamente en Sahuayo, comenzó su apostolado amenizando algunas celebraciones en la Parroquia de Guadalupe y en el Santiario del Patrón Satiago. Fue invitado por el padre Filiberto Díaz a colaborar como organista y cantor de la Parroquia de Santiago Apóstol donde, con esmero, fue formando el coro parroquial; recuperó cantos de la tradición popular de sahuayo. Tuvo la oportunidad de seguir creciendo en la música estudiando nuevamente en la Escuela de Música Sacra de Guadalajara. Con el pasó del tiempo, también colaboró en la evangelización digital, fue miembro del Consejo Parroquial y desempeñó labores en la notaría parroquial. Con su labor en la Parroquia manifesto su amor a la música mostrando así su espiritualidad, la alegría y amabilidad le caracterizaban. Comenzó a impartir clases de música en los seminarios y monasterios, así como en diversas instituciones de gobierno y sociales, y el apoyo en la formación del coro en la Parroquia del Señor del Perdón en Cojumatlán.
Durante la pandemia permaneció amenizando las celebraciones litúrgicas en la Parroquia de Santiago. Fue sometido a una cirugía en las cuerdas vocales que le imposibilitó compartir su canto durante varias semanas, sin embargo, formó un equipo de cantores que le asistían durante su convalecencia. En el marco de la fiesta en honor a san José Sánchez del Río entonó con gran esperanza aquel canto que inspiró el testimonio de Joselito y de muchas generaciones “al cielo, al cielo, al cielo quiero ir”; sintiendose enfermo y débil, el Miércoles de Ceniza de este año, se ausentó de su ministerio, tras días de padecimiento y afectado por una inflamación cerebral fue llamado a la casa del Padre la tarde del 28 de febrero de 2024. Sus funerales se celebraron en la Iglesia Parroquial de Santiago donde estuvo acompañado por su comunidad, sus amigos sacerdotes y su familia. En aquel viernes primero brotó el anhelo del cielo y se recordó que una vez hubo un sembrador que plantó una viña, le puso una cerca y la cuidó.