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Raíz y Flor
Antología colectiva que reúne voces de mujeres contra el feminicidio y la exclusión
Leticia Armijo y Cecilia
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Figueroa presentaron la obra que busca honrar a las mujeres que han hecho frente a la violencia y discriminación, en el marco del XXVIII
Encuentro InternacionalXXIV Iberoamericano de Mujeres en el Arte
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), realizaron, en el Marco del Día Internacional de la Mujer, la presentación de la antología Raíz y flor (2023), compilación poética y narrativa que reúne obras escritas por mujeres, en memoria de las víctimas de violencia.
Como parte del XXVIII Encuentro Internacional-XXIV Iberoamericano de Mujeres en el Arte, la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes fue sede de la presentación y lectura del libro.


Leticia Armijo, directora del Colectivo Mujeres en la Música A.C., perteneciente a la Coordinadora Internacional de Mujeres en el Arte (ComuArte), Cecilia Figueroa, directora de Literatura de ComuArte, y Hortensia Carrasco, escritora, poeta y directora editorial de Voz Lírica, conformaron el presídium.
Raíz y flor, explicó Cecilia Figueroa, es producto de una convocatoria en la cual participaron integrantes de la colectiva, con el propósito de rendir memoria a las mujeres que han marcado un precedente gracias a su lucha ante problemáticas sociales, como la violencia, la discriminación y el feminicidio.
“Esta antología na- ció ante la importancia y urgencia de reivindicar las genealogías; no como parte de una moda de esta ola feminista, sino porque efectivamente teníamos que hacer honor y justicia a las mujeres precursoras. Estamos obligadas en este momento a honrar y reivindicar esos primeros pasos, porque gracias a ellas hay flores que están embelleciendo desde una perspectiva feminista, al crear mundos posibles en donde la justicia, la equidad y la libertad sean una realidad”, comentó.
Hortensia Carrasco, en tanto, agradeció la oportunidad que ComuArte le brindó al editar las obras escritas que dan vida a Raíz y flor, y celebró que la literatura y el lenguaje sean las herramientas para rendir memoria y mantener vivas a las mujeres que, aunque no están físicamente presentes, dejaron huella en la sociedad.
“Siempre creo que estos textos vienen con toda la fuerza, con la esperanza de buscar un camino mejor para las mujeres. Felicito a quienes participan en Raíz y flor, porque nunca hay que dejar de escribir, de decir lo que sentimos, porque por eso ustedes mismas hablan de ancestras, de gente que nos ha abierto el camino, y es el momento de que sigamos sembrando, a través del lenguaje, todas estas ideas y sigamos abriendo camino para las nuevas generaciones”, afirmó.
Leticia Armijo, quien desde hace casi tres décadas encabeza el Colectivo, comentó que esta presentación, al igual que el libro y el trabajo que desarrollan en ComuArte, se realizó desde la voz conjunta de todas sus participantes; por lo cual decidieron dar paso únicamente a la literatura y la voz de quienes crearon las historias que integran la antología.
“Esta vez dejamos a la literatura sola, sin el seminario, para que puedan disfrutar y podamos leer con toda calma nuestros libros”, refirió la también compositora, musicóloga y cantante, para dar paso a la lectura de las obras poéticas y narrativas que componen la obra, en voz de sus autoras: Blanca Iveth Gómez Arteaga, Susana Rosado Soto, Anilú Zavala Alonso, Rosalba Cruz López, Norma Pérez Jiménez, Alejandra Sáenz Carreño, Josefina Hernández Téllez, Judith Arreola Loeza, Verónica Terrones, Ana Marisol Reséndiz, Davina Guadalupe Ponce Martínez, Rosa Estela López Gómez y Lorena Basave Carreón, quienes compartieron textos que retratan la lucha de las mujeres por la libertad sexual, intelectual y laboral, y recuerdan casos generales de discriminación, racismo, presión familiar y social ejercidos contra las mujeres en México o más puntuales, como el del feminicidio de Fátima Quintana, de 12 años, ocurrido en 2015 en el Estado de México.
La Sección de Enseñanzas Artísticas y el Conservatorio Nacional de Música invitaron a la docente a una charla en el recinto del Inbal en Polanco En México históricamente ha existido resistencia a reconocer y visibilizar el trabajo de las mujeres muralistas, más allá de la producción de los tres grandes del muralismo, todos hombres (David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco), “como parte de una distinción entre lo doméstico y lo público, se asocia a las mujeres con lo íntimo, lo privado, y a los hombres con lo público”.
Lo anterior forma parte de la conferencia Las muralistas en México del siglo XX, la cual ofreció la historiadora del arte e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, Dina Comisarenco Mirkin, en el Conservatorio Nacional de Música (CNM) del Inbal, instancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
La charla, organizada por la Sección de Enseñanzas Artísticas de la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (Sgeia), con el apoyo del Conservatorio Nacional de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, es una de las actividades que se realizan en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Conceptos como el expresado, afirmó la investigadora y docente, resultan muy perniciosos para las nuevas generaciones. En el Palacio de Bellas Artes, por ejemplo, los murales que se tienen ahí son todos de hombres. “Entonces, qué sucede cuando llevamos a nuestros estudiantes. A lo mejor los varones van a estar felices porque se sienten reflejados, pero las niñas, comentó Comisarenco Mirkin, quien abordó de manera amena y clara el papel de la mujer en la narrativa del muralismo mexicano.
La especialista habló so- bre el quehacer artístico de las mujeres que participaron y reconfiguraron el movimiento muralista mexicano y analizó algunas de las razones de su invisibilización previa en la historia del arte nacional.


Necesario, integrar al muralismo femenino en la historia del arte mexicano
En este sentido, hizo referencia a una frase de la educadora Marian López Fernández-Cao: “Cuando un niño acostumbra ver solo a su género como digno de valor histórico, refuerza, por un lado, su necesariedad en el presente y la existencia; más claro está si es blanco, occidental, medio burgués y, en negativo, refuerza a su vez el carácter prescindible de lo que hacen, dicen y crean las mujeres”.

Por eso, añadió Comisarenco, “necesitamos empezar a cambiar estas cosas desde todos los ámbitos: la investigación, los museos, desde la educación, porque si no seguimos perpetuando estas actitudes y nunca se acabarán”.
Algunos casos particulares de murales producidos por artistas mujeres en las primeras décadas del siglo XX fueron comentados, y demostró lo necesario de integrar al muralismo femenino en la historia del arte mexicano que complementa y enriquece al fenómeno cultural del movimiento creado originalmente con la intención de democratizar el arte.