SI EL CENTRO Y LA IzquIERDA CHILENOS PASARON POR MOMENTOS CRíTICOS Y ESTuvIERON DISPERSOS Y DESORDENADOS, ERA PRECISAMENTE EN Su ALA DERECHA DONDE LOS INvASORES ERAN MáS DÉbILES
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PERÍODO 4
[ CAPÍTULO 8 ]
numerosos vacíos que notaba en sus filas y testigo de las vacilaciones de la infantería, tema por sus piezas y ordene transpor tarlas a 1.500 metros a retaguardia, preparándose así para proteger una retirada que le parece inminente. Los dos batallones de infantería Melipilla y Ar tillería de Marina, apoyándose demasiado a la derecha detrás de la línea, se extravían en los zigzags del camino, no llegando sino en la noche a la altura de la izquierda peruana. La brigada Gana, lista en Chorrillos esperaba órdenes. La brigada Barbosa se dirige oblicuamente por la línea hasta Valverde, para oponerse a los ataques de flanco de las fuerzas colocadas entre esta aldea y Monterrico Chico. Pero el camino por recorrer es demasiado largo. Aquel día, los regimientos estuvieron muy lejos de presentar la misma cohesión que el día 13. El llano estaba lleno de soldados sueltos que se reunían, pero sin apresurarse, a sus cuerpos que se estaban batiendo. Notamos un buen número descansando detrás de las cercas, al abrigo de las balas y del sol. Muchos buscaban qué beber en las tiendas que los oficiales habían abandonado precipitadamente. La vista de algunos soldados ebrios, armados y a veces imprudentes nos obligaron a apresurar nuestras cabalgaduras cansadas, para acercarnos al lugar de la pelea. Al desmembramiento de las tropas se debe el gran número de bajas entre los oficiales, pues tenían estos que ponerse al frente para arrastrar a los soldados agrupados sin orden y per tenecientes a distintas compañías".
LA INACCIÓN DE LA IZQUIERDA PERUANA.- Si el centro y la izquierda chilenos pasaron por momentos críticos y estuvieron dispersos y desordenados, era precisamente en su ala derecha donde los invasores eran más débiles. Elocuente testimonio acerca de esta situación ofrece la carta política de Manuel José Vicuña a Adolfo Ibáñez publicada en Lima en un folleto el año 1881. Para él los peruanos rompieron los fuegos por la izquierda chilena para llamar la atención sobre ese lado y envolver en seguida a los invasores por la derecha, flanqueándolos y hasta tomándolos por la retaguardia. Vicuña llegó a afirmar que él pudo ver cómo se iniciaba el movimiento envolvente de once batallones peruanos por la derecha chilena; si bien lo detuvieron los fuegos de cuatrocientos o quinientos dispersos desde una arboleda y los carabineros de Yungay cuya presencia pareció indicar que ya esa ala de los invasores estaba reforzada o cubierta. "Estos son los once batallones (expresó Vicuña) de que hablan los peruanos que no dispararon un solo tiro, quejándose de Piérola por no haberlos mandado reforzar la derecha de ellos que combatía con nuestra izquierda. Suponían probablemente que el objetivo de Piérola era ese costado de nuestra línea y no envolverlos por la derecha mientras nos entretenía con la sorpresa de la izquierda, cuya combinación más clara que la luz del día le habría dado brillantes resultados si sus once batallones hubieran tenido el suficiente valor para llevarlo a cabo, no deteniéndose delante de quinientos dispersos y doscientos carabineros de Yungay. Figúrese, amigo Ibáñez, lo que habría pasado si, mientras el coronel Lagos estaba apurado por la izquierda, en medio de la confusión y el desorden producidos por la sorpresa, hubieran aparecido esos once batallones por retaguardia envolviendo en su círculo al general en jefe con todo su Estado Mayor; a los doscientos oficiales que cruzaban en todas direcciones buscando sus cuerpos, comunicando órdenes y recogiendo dispersos; a la artillería colocada en distantes potreros, sin infantería que la protegiera, a la caballería atascada en callejones estrechos, a las piaras de mulas conduciendo municiones y, en fin, a más de mil quinientos soldados, sin armas, con todas las trazas de la borrachera de Chorrillos y que envueltos y confundidos con una multitud de paisanos y mujeres, vagaban por potreros, callejones y caminos, aumentando el laberinto y formando el desaliento con relaciones falsas para disculpar su ausencia de las filas, ayudados todavía por las alharacas de las mujeres que recibían a los heridos salidos de la línea con mil aspavientos de alarma, miedo y terror. La avería estaba pintada, la derrota en la atmósfera, y en la imaginación de todos el recuerdo del desastre de Tarapacá".