HERBERT MOROTE
Dice el constitucionalista Ugarte del Pino con mucha razón: “Desde la iniciación de la República ¡cuántas veces se ha repetido esta escenografía!”. 6. LA INFAME CONSTITUCIÓN VITALICIA En cartas que dirigió promoviendo su constitución, Bolívar dictó frases como estas: “Esta constitución es un término medio entre federalismo y la monarquía”, “Mi proyecto concilia los extremos: los federalistas encontrarán allí sus deseos realizados en gran parte, y los aristócratas hallarán un gobierno permanente, sólido y fuerte”. Benévolos con el tirano, importantes historiadores, entre ellos Víctor Andrés Belaúnde, hacen suyos los conceptos del Libertador y dicen que la Constitución Vitalicia “reunía la estabilidad de la monarquía; el poder electoral de la democracia; la centralización hacendaria absoluta del régimen unitario; la intervención popular en los nombramientos políticos como el federalismo; los censores vitalicios como en la oligarquía”. Según estos historiadores la Constitución Vitalicia escrita por Bolívar era un término medio entre la monarquía y la “república jacobina” que propició la constitución liberal de 1823, cuando a todas luces lo que proponía era una monarquía absolutista disfrazada de república. Los dictadores confían que sus subordinados acepten y aplaudan sus discursos, por eso Bolívar tuvo la desfachatez de escribir al prefecto Gamarra que “un presidente vitalicio con derecho a elegir sucesor es la inspiración más sublime en el orden republicano”. No era una equivocación del Libertador, era simplemente la arrogancia de creer que sus interlocutores eran tontos o ingenuos o temerosos para oponerse. Mitre lo decía mejor: “Bolívar debía tener una idea muy exagerada de la imbecilidad de los pueblos, cuando pretendía engañarlos con apariencias que no lo alucinaba ni a él mismo”. El Libertador no podía echarse atrás, el proyecto monárquico de San Martín había sido rechazado abrumadoramente y el mismo Bolívar se mostró en numerosas ocasiones meridianamente opuesto a ello. Erguirse rey estaba totalmente descartado, por ello el Libertador creó una aparente República con la figura Presidente Vitalicio, quien tendría las mismas atribuciones y privilegios de un rey absolutista sin ser llamado tal. En otras palabras: diseñó un burdo engaño que ha durado demasiados años en nuestras bibliotecas y conciencias. Uno podría aventurase a afirmar que la atracción que tienen los peruanos por un mandatario “fuerte”, por el tirano, es francamente atávica, de otro modo no se explicaría tantos años de opresión militarista. En la constitución bolivariana el poder del Presidente Vitalicio sobrepasaba a la de un rey constitucional como el del Reino Unido y era más próximo al de un rey absolutista, como el rey “felón” Fernando VII que reinaba en esos tiempos en 212
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31/10/07, 5:31 PM