CONSEVACIÓN Y ABANDONO DE ANDENES

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RESTAURACIÓN DE CANALES Y ANDENES PREHISPÁNICOS

ven, sísmica, propensa a terremotos, la arcilla tiene la ventaja de ser un material excelente, plástico y moldeable. Al contrario, el cemento no tiene plasticidad y se rompe fácilmente. Otras desventajas del cemento son que se requiere hacer una mezcla bien calculada, el costo es de US$7 por bolsa, se requiere transportarlo al sitio y, una vez que aparecen grietas –por más pequeñas que sean–, estas se extienden rápidamente. Se han reconstruido más de 14 km de canales de piedra en dos proyectos con tecnología tradicional, en Cusichaca y en Patacancha. Hay pocas otras instituciones que restauran sin priorizar el uso de cemento y hormigón, aparentemente porque en los estudios de factibilidad se puede mostrar una recuperación del costo más veloz y por la progresión de la obra, que se construye más rápidamente con personal experto de fuera de la zona. Este último método no toma en cuenta la sostenibilidad de la que dependen los beneficiarios, quienes no pueden mantener estructuras construidas de cemento sin contratar obreros experimentados de afuera. Además de las ventajas de la utilización de recursos locales, el uso de la tecnología local es una solución a largo plazo (que también permite conservar toda la vegetación debajo de la linea del canal) que puede ser manejada y sustentada en su uso, y controlada por los beneficiarios. Por eso se necesita entrenamiento apropiado y refuerzo de la tecnología tradicional local durante la ejecución del trabajo de restauración, asegurando que se pueda mantener adecuadamente una obra después de finalizada. Una vez que los andenes son rehabilitados, su mantenimiento debe incluir el disuadir del uso de tractores que, además de ocasionar el derrumbe de muros de andenes, causa daños debido a la compactación de la estructura y del suelo del andén, cambiando la composición del mismo. Los fertilizantes y pesticidas químicos tendrán un efecto similarmente dañino para el sistema de biomasa y autosuficiencia de andenes (ver Proyecto Patacancha más abajo). Frente a la cuestión de la mano de obra, el arado español ha sido una importación positiva para la preparación del terreno.

El Proyecto Cusichaca En su primer proyecto integral CT intentó rehabilitar 45 ha de tierra, restaurando los 7 km del canal de Quishuarpata. El primer paso, la investigación y las consultas con ingenieros, científicos de suelos y antropólogos, se completó en 1980. Durante la investigación arqueológica se pudo saber que el canal era de fecha preincaica (estimado en 1000 d.C.), pero había sido rediseñado y reconstruido en

partes durante el período incaico. El segundo paso, en 1981-1983, consistió en excavar y restaurar el encausado del canal con agricultores locales, haciendo la labor manual entre los ciclos de estaciones agrícolas (junio a agosto) y recibiendo entrenamiento de un experto en restauración del INC. Este trabajo incluyó la restauración de secciones derrumbadas a lo largo de pendientes escarpadas y con caída de hasta 61 por ciento. El promedio del conducto de agua varía de 50-60 cm en las partes de menor pendiente, mucho de ello intacto bajo tierra, que nuevamente empezó a llevar el agua de riego a los andenes anteriormente abandonados. Se pensó que los andenes eran del período Intermedio Tardío (último preincaico), y cuando fueron investigados por la especialista en suelos Helen Keeley se encontró que tenían buen espesor de tierra agrícola similar a andenes incas, pero pocos nutrientes. De todos modos, se esperaba ablandar la tierra por irrigación y arado, y que al romper la tierra con la primera cosecha se necesitaría fertilizante orgánico. Fue interesante observar que el talúd y los muros de muchos andenes habían sido prolongados y reconstruidos en el pasado, y que se habían incorporado paredes adicionales de piedras toscas que habían estabilizado el talúd – quizá los restos de un mantenimiento en el pasado que incluyó el recojo de las piedras de la superficie de los campos. El tercer paso consistió en apoyar a 18 agricultores locales para la producción exitosa de cosechas en los suelos anteriormente secos y duros de los andenes. La ayuda consistió en proporcionar herramientas, capital de semillas y capacitación de un técnico experimentado en productos andinos, supervisado por la Estación de Investigación Agrícola de Kayra de la UNSAAC (Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco). El resultado es que los andenes se cultivan ahora permanentemente con un mínimo de agroquímicos, abono animal. Una mejora marcada en la economía local fue evidente al llevar el excedente de la cosecha a los mercados a lo largo de la vía férrea Cusco-Quillabamba. Las cosechas incluyen papas (para soltar/quebrar la tierra), quinua, maíz y una importante reintroducción de kiwicha, usada extensamente como harina nutritiva. Una evaluación, en 1992, confirmó que la rehabilitación agrícola proveía un ingreso exitoso para los agricultores locales de Chamana en Cusichaca. Los agricultores dijeron que estas tierras continuaban produciendo permanentemente y mejor que otras en el área. Víctor Pacheco informó que los agricultores habían aprendido a desistir del uso de fertilizantes artificiales que habían dañado las tierras que cultivaban anteriormente. El tamaño de las familias no había aumentado, más bien las familias habían aprendido a limitar su número y a

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