LA MONEDA EN EL MERCADO INTERNO PERUANO COLONIAL | 219
han sido obtenidos de fuentes históricas que evidencian su origen en relaciones mercantiles. Así, se trata de adquisiciones de instituciones benéficas (hospitales, hospicios, colegios, congregaciones religiosas, hermandades, etc.), así como de instituciones como audiencias, cabildos y haciendas.36 Carlos Lazo y Carlos Morales Cerón encuentran que los niveles de precios dependían de la oferta de dinero circulante en la economía en un momento dado y un componente “moral” en el establecimiento de los precios en el Perú colonial, relacionado con el carácter señorial. De un lado, los precios eran establecidos por concierto entre los comerciantes de las grandes plazas como Portobelo y Lima, y monopolios y monopsonios privados. De otro, los autores concluyen que los precios de artículos importados fueron elevándose del siglo XVI al XVII, pero los precios de los artículos locales sufrieron los vaivenes de la economía americana y, en particular, de la disponibilidad de numerario en el mercado, de la saturación de productos de contrabando a inicios del siglo XVIII y de los acontecimientos políticos y militares de este último siglo.37
Por los caminos del Perú Los productos circulaban por el territorio gracias a circuitos comerciales que unían los confines del país a través del mar y en tierra gracias a los llamados trajines (arrieraje). Es decir, se trata de una circulación de diversos niveles que abarcaba tanto a las villas y ciudades con sus chacras circundantes como a diferentes regiones entre sí.38 El ejemplo de los vinos y aguardientes puede ilustrar las dimensiones de las relaciones mercantiles monetizadas que abarcaban. Arequipa se especializa en la producción de vinos y aguardientes. Ya en el siglo XVI, inicia la producción de vino a pesar de las prohibiciones metropolitanas. Los vinos de los valles de Vítor, Majes, Sihuas y Moquegua se consumían en todos los rincones del vasto virreinato y, en particular, en las grandes ciudades (en especial Potosí, La Paz, Cuzco y Lima) con sus cerca de 200.000 botijas anuales. Salvo en Moquegua, en los valles prevalece la pequeña propiedad. Hacia 1600, Ica y Pisco empiezan a abastecer a la ciudad de Lima y a la costa norte, desplazando de estos mercados a los vinos arequipeños. Pero, a partir de 1640, la gran producción iqueña incursiona con éxito en el mercado del altiplano.39 A la baja de la producción en el siglo XVII sigue un crecimiento importante en el siglo siguiente, cuando cada uno de los valles (Moquegua y Majes) producía tanto como juntos en el siglo anterior pese a la baja del precio del vino 36. Macera 1991. 37. Lazo y Morales 2002: 99-102. 38. Glave 1989: 106-107, Glave 2009, Chocano 2010. 39. Brown 2008: 62-64, Chocano 2010: 62, Buller 2011.
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15/08/2019 11:31:54 a.m.