LOS GRIEGOS

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Los Griegos

Isaac Asimov

Macedonia

El advenímíento de Filipo La muerte de hombres sedientos de poder no salvó a las ciudades-Estado griegas. Tan pronto como desaparecía un peligro, aparecía otro. El problema real era que la ciudadEstado estaba acabada. La cuestión no era si Grecia caería o no bajo la dominación de un reino de nuevo tipo. ¡Esto era seguro! La cuestión era: ¿de cuál? En 365 a. C. nadie habría considerado Macedonia un peligro. Recientemente había sido dominada por Tesalia, bajo Jasón, de Feres, y más recientemente había pasado por la conmoción del asesinato de su rey, Alejandro II. El joven rey Pérdicas III, hijo de Alejandro, estaba bajo la tutela del asesino, que actuaba como regente. Además, Macedonia estaba rodeada de tribus semicivilizadas que representaban un peligro constante. Mientras tuviese que enfrentarse con estas tribus, tenía escasas oportunidades de actuar con energía en Grecia. De hecho, lejos de ser peligrosa para Grecia, actuaba como un conveniente amortiguador entre la civilización griega y los bárbaros del Norte. Pero en 365 a. C. las cosas empezaron a cambiar. El joven rey esperó atentamente el momento oportuno, hizo asesinar a su vez al regente y asumió solo el gobierno de Macedonia. Al año siguiente, su hermano menor, Filipo, regresó a Macedonia. Filipo había sido llevado a Tebas como rehén en 367 a. C. (véase pág. 200). Durante los tres años que pasó allí aprendió a conocer a Epaminondas, Filipo era un joven sumamente brillante y observó bien la falange tebana y la manera cómo Epaminondas hacía maniobrar a sus ejércitos, Filipo no olvidó nada de lo que aprendió. Su conocimiento y su capacidad iban a ser muy necesarios, pues Macedonia estaba en dificultades. Sus perturbaciones internas eran una invitación permanente para las tribus circundantes. Pérdicas fue muerto en una escaramuza limítrofe, en 359 a. C. El reino se encontró en la desesperada situación de estar amenazado de invasión por todos lados y con sólo un niño como rey, Amintas III, hijo de Pérdicas. Evidentemente, alguien tenía que actuar en lugar del joven rey y su tío Filipo (que sólo tenía veintiún años) se hizo cargo de la regencia. Filipo ya se había asegurado la amistad del vecino Epiro, en el Oeste (que había estado bajo la dominación de Dionisio I de Siracusa, pero estaba ahora bajo el gobierno de príncipes nativos, nuevamente), casándose con Olimpia, sobrina del rey de Epiro, en 359 a. C. Con increíble energía, Filipo comenzó a atacar en todas direcciones y en 358 a. C. había puesto fin a las incursiones fronterizas. Se lanzó primero contra los peonios (del Norte) y luego contra los ilirios (del Noroeste) y los expulsó de Macedonia. (En una campaña posterior aplastó a unos y otros nuevamente y puso fin al peligro que representaban mientras él vivió.) Hecho esto, y asegurado el Epiro, Filipo tuvo bajo su dominio toda la región situada al norte de Grecia, desde Tracia, al Este, hasta el Adriático, al Oeste.

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