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Amamantar
Dar de mamar a las crías. Criar, lactar. Se usa también figuradamente: «La universidad no se hizo para amamantar fanáticos».
EnAragón, al sur de Zaragoza, hay un pueblo llamado Paniza. Por sus calles y sus campos corre a menudo un viento seco que da carácter a las personas y al vino del lugar. En una casa modesta de Paniza vive Silvestra. Es ama de cría; su trabajo consiste en alimentar con la leche de sus pechos a los recién nacidos que dejan a su cargo. Se trata de un oficio bastante común en la época. Muchas familias acomodadas entregan a sus bebés a amas de cría para sortear ese primer tiempo de lactancia. A Silvestra le gusta sentarse junto a la ventana para dar el pecho. Le gusta que la luz inunde el rostro sonrosado de los mamoncillos. La niña que tiene entre los brazos está inquieta. Calza patucos blancos de lana que mueve arriba y abajo para reclamar su comida.
La niña ha nacido hace pocas semanas: el 30 de marzo de 1900. En el Registro, la han inscrito con el nombre de María Juana Moliner Ruiz. Su padre es Enrique Moliner, médico y hombre de ideas liberales. Su madre, Matilde Ruiz, tiene una salud delicada que le impide, de momento, hacerse cargo de la crianza. María es glotona y, solo cuando se siente realmente satisfecha, deja de agitar los patucos blancos. Silvestra la tumba entonces sobre una cuna sencilla de madera y la mece mientras se duerme.
Así será hasta que la niña cumpla dos años. María Moliner, sin darse cuenta, habrá vivido su primer exilio interior y, de paso, habrá aprendido una lección importantísima: la vida es complicada; hay que mover mucho los pies –arriba y abajo– para ganarse el alimento.