¿Quién no se ha sentido mal, fuera de niño, joven o adulto, tras decirle alguien que tenía tal o cual imperfección física o una parte que no le gustaba de tu cuerpo? Creo que muy pocos o ninguno. Esta es la historia bíblica de Eliseo.
UN PROFETA DE DIOS AL QUE LLAMARON “CALVO”
JESÚS GUERRERO CORPAS (*)
A MENOS que vivas en la luna, habrás visto la bofetada que le propinó el actor Will Smith a su compañero de gremio Chris Rock por gastar una broma de mal gusto sobre la alopecia de su esposa. Como sobre el tema ya se han escrito ríos de tinta, provocando incluso discusiones acaloradas entre creyentes, dejo tal cuestión para ellos, sirviéndome de dicha circunstancia para traer a colación la explicación de una conocida y tremenda historia en la que unos “jóvenes” llamaron “calvo” a Eliseo, y lo que aconteció a continuación como respuesta. ¿Eran inocentes o sabían lo que estaban diciendo? ¿Merecían solo una reprimenda y una simple bofetada, o lo que realmente pasó? Y la última gran pregunta: ¿Qué puedes aprender de esta narración que te afecta directamente de cara al futuro y a la eternidad? Recuerdo la primera vez que leí la historia de Eliseo y su reacción cuando le llamaron calvo: me quedé anonadado. El comienzo me llamó la atención y me hizo hasta sonreír: “Después subió de allí a Betel; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Cal-
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MOVIMIENTO MISIONERO MUNDIAL
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vo, sube! ¡Calvo, sube!” (2 R. 2:23). Parecía un chiste insertado en la Biblia en medio de tanto drama. Pero cuando vi cómo acababa todo, me quedé espantado: “Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos” (2 R. 2:23-24). Una auténtica carnicería propia de una película de terror. Me resultó incomprensible; así que, en primer lugar, se puede entender la queja de los ateos. Por eso, de nuevo, es necesario dedicar unos minutos a contemplar toda la escena y darle su justa explicación. Por un lado, hay una parte de nosotros que se puede sentir identificado en un aspecto: ¿quién no se ha sentido mal, fuera de niño, joven o adulto, tras decirle alguien que tenía tal o cual imperfección física o una parte que no le gustaba de tu cuerpo? Creo que muy pocos o ninguno. Algunos son dichos como si fuera una broma y sin mala intención, aunque sin saber realmente el efecto negativo que suele provocar en la persona que los oye. Otros tienen el propósito de hacer daño y son