Rogério Haesbaert
(estructur)acción, especialmente aquella de matriz giddensiana, y el segundo se asocia a un materialismo histórico y dialéctico bastante abierto y renovado. A estas propuestas podemos incorporar aquellos abordajes en principio menos elaborados teóricamente –o sin una filiación teórica explícita y/o definida y con pretensiones más pragmáticas, como la de las “biorregiones” (Berg, 1977; Carr, 2004; McGinnis, 1999), y la de los “Estados-región” (Ohmae, 1996)–. Veamos ahora, con mayor detalle, cada una de estas perspectivas. 3.4. EL POSESTRUCTURALISMO Y EL ÉNFASIS CONTEXTUAL/“LOCAL”
Antes de discutir el concepto de región desde esta perspectiva, cabe realizar algunas consideraciones introductorias sobre el estructuralismo en sí, pues el uso del calificativo de “posestructuralista” para caracterizar una corriente geográfica ha sido blanco de grandes controversias. Esto se debe a la propia naturaleza múltiple de esta corriente en el campo filosófico y a las dificultades de diferenciarla claramente del estructuralismo, al que pretendidamente se contrapone. Si, como afirma Foucault, “nadie se pone de acuerdo sobre lo que es el estructuralismo” (2000: 282), o “ninguno de los protagonistas de este movimiento sabía exactamente de qué se trataba, sino que tampoco lo sabía ninguno de los que han recibido de buen grado o no la etiqueta de estructuralistas” (2000: 307), más difícil aún sería definir claramente su “opuesto” –o, tal vez, de forma más adecuada, aquel que lo sucede (para ser más fiel a la idea del ambiguo prefijo pos-)–. La propia obra de Michel Foucault se puede considerar paradigmática de la dificultad de encuadrar la problemática que estos términos evocan: en efecto, se trata de un autor que es tomado, al mismo tiempo, como uno de los “pilares” del estructuralismo y como uno de los “fundadores” del posestructuralismo. Dosse, por ejemplo, en su historia del estructuralismo lo califica como uno de los “cuatro [con Foucault cinco] mosqueteros” del estructuralismo (1993: 14), al lado de Althusser, Barthes, Lacan, y el “padre de todos ellos”, Lévi Strauss. Varios autores, sin embargo, expresan una opinión diferente, y toman a Foucault como una de las referencias centrales en la construcción de un pensamiento posestructuralista (por ejemplo, en el ámbito de la geografía véanse Doel, 1999; Harrison, 2006; y Murdoch, 2006). Esto tal vez justifique la aversión de Foucault a los rótulos –“nunca fui freudiano, nunca fui marxista, nunca fui estructuralista”, afirma en “Estructuralismo y pos-estructuralismo” (Foucault, 2000: 312)– y su forma ambivalente de interpretar al propio estructuralismo.
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