52 | creadoras
La comarca
Paloma Ulloa y Carmen Vega nos acercan a una nueva entrega de lectura pinceladas de prosa llena de poesía que abren la imaginación del lector. So un universo contenido en las palabras.
La casa de los niños perdidos Amanece. Ágata se revuelve a mi lado. Empuja mi mano con su testuz de leona mansa. Sabe que ya estoy despierta y que no tardaré en recompensar su ternura con una caricia. La casa aún está en silencio. Huele a café. El aroma caliente y denso se filtra por debajo de la puerta. Un pequeño regimiento espera su rancho. Los baños trabajan a toda marcha. Me gusta mucho mi vida. Hace un puñado de años no hubiera podido decir lo mismo. Cuando murió Raimundo me quedé como en suspenso. El suelo desapareció bajo mis pies. Los días goteaban sobre mí con el desaliento de la clepsidra que se repite a sí misma taladrando la paciencia del tiempo. Querían que tomase antidepresivos. Pero yo lo que necesitaba era arrancarme la resignación y ponerme en pie. La casa se me caía encima. El pueblo, moribundo, se desplomaba sobre mí erosionándome el alma. Había dejado de ser una mujer joven para convertirme en una esposa. Después dejé de ser una esposa para ser madre. Y, finalmente, dejé de ser madre para transformarme en viuda. Recuperada mi “primera persona del singular” y a mis eternas amigas de la infancia, no estaba dispuesta a esperar pacientemente a la muerte. Me sentía rebelde. Nuestra primera aventura comenzó a bordo del viejo coche de Raimundo. Devorábamos kilómetros como no lo habíamos hecho cuando éramos jóvenes. Lo mismo íbamos al pueblo de al lado a tomar un café que nos marchábamos a la capital para ver una película de estreno o una obra de teatro. Pero pronto eso también nos supo a poco y una tarde transgresora abrimos unas botellas, se nos subió la imaginación a la cabeza y comenzamos a soñar: “¿Por qué no nos lanzamos al vacío y abrimos un negocio juntas, aquí, en el pueblo?” dijo Amalia.
“Yo lo que quiero…- dije entre hipos - es acoger a niños perdidos.” - Se hizo un silencio denso y me sentí obligada a seguir hablando - “Nuestro pueblo se muere. El próximo año tal vez cierren la escuela. Los jóvenes se marchan porque no tienen esperanza. Ha llegado la hora de que tomemos las riendas.” “¿Estás hablando en serio?” Preguntó Lucía a medio camino entre el entusiasmo y el terror. “Sí. Estoy harta de ver en las noticias a todos esos niños sin hogar que llegan a España solos, buscando un futuro. Estoy cansada de ver las condiciones de hacinamiento en las que viven mientras toda esta tierra que tanto hemos amado se va quedando vacía y sin esperanza”. Muchos días después, cuando los vapores del vino ya se habían disipado, Amalia, Lucía y yo, continuamos madurando nuestra idea. Al principio todo estuvo en contra. Se mascaba una epidemia de pánico en el aire: la alcaldesa, el Delegado del Gobierno, el Presidente de la comunidad autónoma, el cura, todos tenían miedo. Nuestro pueblo se moría. La comarca languidecía resignadamente, pero ellos temían a una docena de niños indefensos. No nos rendimos. Llegamos a Madrid. Hablamos con todos aquellos que quisieron escucharnos. Nos concedieron unos exiguos recursos humanos con los que comenzar nuestra aventura. Invertimos algún dinero en adecentar este caserón. Organizamos los cuartos. El comedor. La pequeña sala de estudio. Hicimos los baños. Sobrellevamos con paciencia las inspecciones, los rechazos y las demoras hasta que se les agotaron las excusas. Los primeros en llegar fueron Fernando y Ornella, los responsables oficiales del albergue. Él había nacido en Angola. Ella en Venezuela. Se habían curtido en centros de acogida desbordados y no estaban dispuestos a rendirse.
Paloma Ulloa Nacida en Yverdon-les-Bains (Suiza) en 1968, publicó su primera obra infantil en 1989 con la editorial
Escuela Española. Después llegaron libros como “Madrid al detalle” (Editorial Complutense), “Cuaderno de viaje”, “Alma de juguetero” (Buchmann), “Las Novias de Travolta” (Ediciones B, Uruguay) o “Papel, papel y tinta” (Talentura). Autora de títulos infantiles como “Las adivinanzas del Rey del mar” o la saga “Manuela”, editada bajo el seudónimo de Katja Clever, se ha adentrado también en la creación y la adaptación teatral. (www.palomaulloa.net) (palomaulloa.blogspot.com).