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Orientar para el futuro y la vida
from Revista EC 117
Rafa Molina. Asesor de Departamento de Innovación Pedagógica de EC
Imagina por un momento estar en la Welton Academy, comienza un nuevo curso en el que debes tomar decisiones cruciales para tu futuro. De repente, entra en el aula un nuevo profesor de Literatura que consigue despertar y ayudarte a decidir lo que verdaderamente quieres hacer en la vida. Ese es el papel de los orientadores y también de los docentes, líderes, ejemplos y guías que ayudan a tomar decisiones, o mejor dicho, a orientarse para la vida.
Todos necesitamos en nuestra experiencia escolar y, sin duda, también en la vida, una persona que se asemeje al profesor John Keating, uno de los protagonistas de la película “El Club de los Poetas Muertos”. Todos necesitamos a alguien que nos abra los ojos, que nos acerque a la realidad y al aprendizaje de la vida. No, no es necesario subirnos a ninguna mesa, ni dar paseos por un patio recitando poesía. Existen otras muchas formas de hacerlo. El ejemplo más claro puede ser, sin duda, la labor de los orientadores, los tutores y en general los docentes que comparten día a día espacios de encuentro, de convivencia y de aprendizaje con el alumnado.
Como diría Jean-Paul Sartre, “estamos condenados a ser libres” y, más allá del existencialismo del filósofo francés, está claro que la vida de cualquier persona que realice su paso por el sistema educativo español (y prácticamente en cualquier sistema educativo actual) está destinada a tener que tomar decisiones que en mayor o menor medida irán configurando una parte de lo que es y también de lo que será en el futuro.
Orientación académico-profesional
La orientación académico-profesional es una intervención que se realiza en los centros, habitualmente por parte del equipo de orientación y de los tutores, durante toda la etapa educativa del alumnado. En este proceso se realiza un acompañamiento del alumnado que se puede estructurar en cuatro focos distintos que desarrollamos a continuación.
Autoconocimiento y desarrollo personal
Imagina que entras en clase y tu profesor te hace una pregunta inesperada: “Si no tuvieras miedo a equivocarte, ¿qué te gustaría hacer con tu vida?”. Al principio, la respuesta parece sencilla, pero pronto te das cuenta de que nunca te lo habías planteado de verdad. Conocerse a uno mismo no es solo saber qué asignaturas te gustan más, sino comprender qué te apasiona, en qué destacas y qué tipo de persona, con sus valores, principios y creencias, quieres llegar a ser.
El primer paso en esta orientación es mirar hacia dentro. No se trata de encontrar respuestas inmediatas, sino de empezar a hacer las preguntas correctas. ¿Te motiva resolver problemas? ¿Te gusta trabajar en equipo? ¿Prefieres un trabajo estructurado o más creativo? Todas estas cuestiones configuran el camino de cada persona y ayudan a elegir con mayor seguridad.
Como diría Sócrates, “conócete a ti mismo”, porque solo así podrás tomar decisiones alineadas con lo que realmente deseas.
Elegir un camino no debería ser motivo de angustia, sino una oportunidad para descubrir quiénes somos y qué queremos construir en el futuro
Información sobre itinerarios académicos
Es el último año antes de dar el gran salto y la pregunta se repite constantemente: “¿Qué vas a hacer después?”. La Educación Secundaria Obligatoria, el Bachillerato o la Formación Profesional no son solo etapas, son encrucijadas en las que cada decisión abre nuevas puertas y cierra otras. Por eso se hace necesario conocer qué hay detrás de cada una de esas puertas.
Bachillerato en ciencias o en humanidades, Formación Profesional, enseñanzas artísticas, acceso al mundo laboral… Demasiadas posibilidades, demasiadas dudas en un mundo donde la oferta formativa se ha multiplicado en los últimos años con una enorme variedad de posibilidades y alternativas. Este foco no se basa en empujar hacia una dirección concreta, sino en presentar el mapa completo, despejar incógnitas y ayudar a cada estudiante a encontrar el camino que más se ajuste a su forma de ser y a sus expectativas de futuro.
Es el momento de dejar atrás falsas dicotomías y prejuicios sobre las decisiones académicas. ¿Ciencias, humanidades o artes? Durante años, esta elección se ha planteado como un dilema excluyente, cuando en realidad el mundo actual demanda cada vez más perfiles híbridos, capaces de combinar el pensamiento analítico con la creatividad, la sensibilidad y la reflexión humanística y artística. Del mismo modo, la Formación Profesional no debe verse solo como una vía directa hacia el mercado laboral, sino también como una opción flexible y enriquecedora que permite continuar los estudios a otro ritmo y explorar caminos alternativos que pueden conducir, si así se desea, a la universidad.
Exploración del mercado laboral
Pocas veces pensamos en el futuro con laclaridad con la que nos gustaría. En ocasiones, elegimos un camino académico sin preguntarnos si realmente tiene salida laboral o si encaja con la forma en la que imaginamos nuestro día a día en unos años.
Comprender el mundo del trabajo no es algo que deba llegar después de los estudios, sino que debe formar parte del proceso de orientación. Conocer qué profesiones están en auge, qué sectores tienen mayor demanda, qué habilidades valoran las empresas o qué oportunidades existen fuera de nuestras fronteras permite tomar decisiones con mayor seguridad.
El mercado laboral no es solo una cuestión de cifras y tendencias, también es vocación, creatividad y la capacidad de reinventarse. Al final, no se trata únicamente de conseguir un empleo, sino de encontrar un propósito. Programas como las prácticas profesionales de la Formación Profesional o iniciativas como 4ºESO+Empresa, desarrollada en la Comunidad de Madrid, permiten al alumnado acercarse a la realidad laboral y vivir experiencias que pueden ayudarles a tomar decisiones más informadas. Del mismo modo, las visitas a centros de trabajo y los encuentros con profesionales de distintos ámbitos se convierten en valiosos recursos para ampliar perspectivas y conectar la formación con el mundo profesional.

Desarrollo de la toma de decisiones
Carpe diem, nos recordaba John Keating en “El Club de los Poetas Muertos”. Aprovecha el momento, pero también aprende para que surjan esos momentos que aprovechar. Cada elección en la vida es una oportunidad para construir nuestro propio camino, y la orientación no es más que una guía para que esas decisiones no se tomen a ciegas.
Tomar una decisión no siempre es fácil, y más cuando las opciones parecen infinitas. Por eso, aprender a valorar pros y contras, a escuchar nuestras propias inquietudes y a no dejarnos llevar por la presión externa es parte fundamental del proceso.
No se trata de encontrar una única respuesta correcta, sino de aprender a hacer elecciones conscientes, responsables y, sobre todo, alineadas con lo que realmente somos. Porque al final, la mejor decisión es aquella que se toma con el corazón y con la información adecuada.
El papel de las familias
Todo este proceso no ocurre de manera aislada, está entrelazado con todas las demás experiencias que moldean la vida del alumnado. Lo que sucede fuera del aula (en la calle, en sus equipos deportivos, en sus actividades artístico-culturales, en sus relaciones sociales e incluso en los espacios digitales) tiene un impacto tan significativo como lo que aprenden en clase. Cada vivencia, cada reto y cada logro contribuyen a su desarrollo personal y a la construcción de su identidad. Y, por supuesto, el entorno familiar juega un papel clave en este proceso, no solo transmitiendo valores y expectativas, sino también brindando apoyo emocional y orientación en momentos clave.
Las familias se convierten en un pilar fundamental a la hora de diseñar un plan de vida, aportando seguridad y referencias. Sin embargo, no siempre el alumnado encuentra en ellas el acompañamiento que necesita para tomar decisiones plenamente informadas y alineadas con sus propias aspiraciones. A veces, la falta de información sobre las opciones académicas y profesionales, los prejuicios sobre determinadas trayectorias o incluso los propios miedos pueden generar tensiones en este proceso. La presión social y las expectativas familiares pueden hacer que los estudiantes sientan que deben seguir un camino predefinido, sin explorar realmente sus intereses y potencialidades.
Es aquí donde la orientación académica y profesional cobra aún más importancia. Más allá de ofrecer información sobre itinerarios educativos, su papel es también el de mediar entre el alumnado y sus familias, facilitando el diálogo y proporcionando herramientas para que ambos puedan comprender mejor las opciones disponibles. Talleres, charlas informativas, tutorías personalizadas y espacios de reflexión compartida pueden ayudar a que las familias se conviertan en aliadas en este proceso, favoreciendo una toma de decisiones basada en el conocimiento, la confianza y la autonomía. Porque elegir un camino no debería ser motivo de angustia, sino una oportunidad para descubrir quiénes somos y qué queremos construir en el futuro.
La orientación académico-profesional debería integrarse de manera natural en el día a día del aula, en cada asignatura y en cada actividad de aprendizaje
Todos podemos aportar
La orientación académico-profesional no debería ser un proceso aislado ni exclusivo de determinados momentos o agentes educativos. Más bien, debería integrarse de manera natural en el día a día del aula, en cada asignatura y en cada actividad de aprendizaje. Cuando el alumnado comprende cómo los conocimientos que adquiere en clase tienen aplicaciones reales en diferentes profesiones y contextos laborales, su motivación y su capacidad para tomar decisiones informadas aumentan significativamente.
Por ello, es fundamental que cada área o materia incorpore ejemplos prácticos y conexiones con el mundo profesional. En Matemáticas, por ejemplo, no se trata solo de resolver ecuaciones en abstracto, sino de mostrar cómo los cálculos son esenciales en la ingeniería, la arquitectura, la economía o incluso en el diseño de videojuegos. En Lengua y Literatura, el análisis de textos puede vincularse con el trabajo de periodistas, guionistas, editores o creadores de contenido digital. La Biología no solo es relevante en la medicina o la investigación científica, sino también en campos como la biotecnología, la nutrición o la conservación del medioambiente.
Este enfoque no solo amplía la perspectiva del alumnado, sino que también les permite descubrir intereses y habilidades que quizá no habían considerado. Para ello es clave incorporar metodologías activas en las situaciones de aprendizaje que diseñamos como docentes, como el aprendizaje basado en proyectos, donde los estudiantes resuelvan problemas reales aplicando los conocimientos de la asignatura o el análisis de casos reales en los que se evidencie cómo los contenidos que se enseñan en clase tienen un impacto directo en el mundo laboral.
Además, es importante fomentar la interdisciplinariedad, promoviendo proyectos en los que converjan distintas áreas del conocimiento. Un proyecto de emprendimiento puede requerir habilidades matemáticas para calcular costes y beneficios, competencias lingüísticas para diseñar estrategias de comunicación y conocimientos tecnológicos para desarrollar una plataforma digital, entre otros muchos. De este modo, el alumnado no solo adquiere una visión más global, sino que también comprende que el futuro profesional no siempre responde a categorías rígidas de ciencias, letras o artes como decíamos antes, sino que muchas profesiones combinan distintos saberes y habilidades.
Si la escuela es el primer espacio donde los estudiantes comienzan a imaginar su futuro, cada asignatura puede convertirse en una brújula que les ayude a orientarse, a conectar el aprendizaje con la vida y a construir un camino con sentido y propósito.
Si la escuela es el primer espacio donde los estudiantes comienzan a imaginar su futuro, cada asignatura puede convertirse en una brújula que les ayude a orientarse
¡Oh Capitán, mi Capitán!
La educación, la orientación y todo lo que pasa en las aulas no son solo una transmisión de conocimientos, es un viaje de descubrimiento, de crecimiento y de elección. Cada decisión, cada paso que damos en nuestro camino académico y profesional, es un peldaño más hacia la persona en la que nos convertimos. Pero en ese viaje nadie debería caminar solo. Docentes, orientadores, familias y la propia comunidad educativa son faros que iluminan posibilidades, que invitan al alumnado a cuestionarse y a atreverse a explorar.
Como en aquella escena icónica de “El Club de los Poetas Muertos”, la verdadera enseñanza no radica en dictar un destino, medir variables o hacer análisis puramente objetivos, sino en abrir ventanas, en desafiar los límites y en dar a cada estudiante el valor de mirar el mundo desde nuevas perspectivas. Porque al final, la mejor orientación no es la que nos dice qué camino tomar, sino la que nos da el coraje y las herramientas para elegirlo por nosotros mismos.
Así que, a cada estudiante, a cada docente, a cada persona que alguna vez se haya preguntado qué quiere hacer con su vida: sube a tu propia mesa, mira el horizonte con nuevos ojos y atrévete a construir tu propio destino.
¡Oh Capitán, mi Capitán! El futuro está en tus manos.