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Panorama
LOS LIBROS por JOSÉ ARISTÓNICO GARCÍA SÁNCHEZ
Una leyenda interiorizada y vigente Roca Barea nos advierte de las consecuencias negativas que todavía sigue teniendo la Leyenda Negra La leyenda imperiofóbica más enconada
Fue Ganivet y tras él los epígonos de la generación del 98, quienes sentaron formalmente a España en el diván para analizar severamente las causas de una decadencia que estaba sumiendo al país en la desesperación y el desaliento. A aquellos pensadores les dolía España y, a tono con las doctrinas nihilistas imperantes en Europa, cayeron en un pesimismo contagioso cuya causa/excusa/coincidencia fue la pérdida de los restos del imperio, que, en una época dominada por el racismo científico, achacaron a una absurda degeneración racial. Esta explicación o cualquier otra más o menos pintoresca no es para Roca Barea sino una consecuencia más de la asunción inconsciente por parte de la intelectualidad española de los tópicos de la leyenda negra que se había ido forjando durante siglos contra la metrópoli como reacción espontánea e inevitable a la formación del imperio español.
Cuando la leyenda se nutrió de insidias contra España, los mismos que antes se lo negaron devolvieron a la palabra el rigor de historia verdadera, incluso de paradigma de la verdad hispanofóbica, la leyenda negra por antonomasia Las leyendas negras son como el principio de acción/reacción de la física aplicada a los imperios. Todos, Roma, Rusia, Inglaterra, China, USA, etc., han generado imperiofobia. Pero la generada por el imperio español, que fue el más duradero -300 años de paz en un territorio de 20.000 millones de km2generó una fobia específicamente dañina que se envenenó marzo/abril 2017 220 El Notario del Siglo XXI
con la Reforma protestante y la ebullición de los nacionalismos frente a lo que parecía un imperio católico con vocación de universalidad. Todo en esta materia es avieso. Hasta el nombre. Nació como leyenda, palabra derivada de una conocida hagiografía milagrera medieval, la Legenda aurea, que la reforma protestante tachó de falsedad quedando la palabra leyenda para calificar relatos fabulosos, lo que paradójicamente no impidió que, cuando la leyenda se nutrió de insidias contra España, los mismos que antes se lo negaron devolvieron a la palabra el rigor de historia verdadera, incluso de paradigma de la verdad hispanofóbica, la leyenda negra por antonomasia. Todos los imperios tuvieron una leyenda fóbica, pero si no hay mayor concreción hablar de leyenda negra en los foros universales es hablar de la española, que nació en tono menor en el siglo XV en Italia pero se intensificó los siglos siguientes en Europa hasta convertirse, en frase de S. Arnoldson, en la mayor alucinación colectiva de Occidente. Una refutación apasionada
La profesora malagueña Mª Elvira Roca Barea, que ha trabajado para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y ha enseñado en la Universidad de Harvard, ha dedicado muchos años a la investigación del origen y evolución de este proceso. El resultado de sus pesquisas es una obra recién editada Imperiofobia y leyenda negra (Ed. Siruela, Madrid 2016) que, nacida con la perspectiva de un horizonte modesto ha alcanzado un éxito editorial inesperado. Su autora, en una obra meticulosa y de documentación exhaustiva, comienza estudiando la reacción imperiofóbica de rechazo que ha suscitado cada uno de los imperios. Hace un enfoque panorámico que casi supone una revisión apasio-