Costumbres y tradiciones en Cheste EN LOS AÑOS VEINTE DEL SIGLO PASADO
“El anciano era uno de esos hombres cuya conversación, como las de todos aquellos que han sufrido mucho, a la par que sirve de enseñanza, interesa y conmueve, empero no era egoísta, pues nunca hablaba de desgracias” El conde de Montecristo de Alexandre Dumas “Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza” Paul Géraldy
FIESTAS
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En los años veinte de 1900 las fiestas se hacían sin costes al municipio, siendo una la de los “disfrasaus” en chestano y carnaval en castellano. Consistías en disfrazarse tres días a primeros de febrero y se titulaban “de carrastulienda”. Y fue prohibida por las dictaduras por ser fiesta pagana hasta que Primo de Ribera en 1923 la censuró por completo. Con la proclamación de la República en 1931 resurgieron, pero con menos ímpetu y al venir la Guerra Civil Franco la eliminó por completo, por ser fiesta no agradable a la iglesia. Esta fiesta era tradicional y sencilla y uno se disfrazaba para que fingiendo la voz a un amigo o vecino no se le reconociese. Las tiendas estaban surtidas de careta, o “carasas” como aquí decíamos. Unas eran de cartón y otras de tela y cada cual se la compraba a su gusto para lo que quería con su disfraz representar. El horario lo ponía el de turno, primeramente podías llevar la careta sin límites hasta por la noche, luego se fue agravando y al ponerse el sol teníamos que levantarla so pena de pagar la multa que en el bando estaba estipulada. De esto se encargaban los alguaciles. También estaba prohibido, y se castigaba con la cárcel, disfrazarse de militar o de alguna orden religiosa. Cada uno se disfrazaba con lo que encontraba en los desvanes, cosas antiguas. Yo me disfracé varias veces de mujer, con el traje de casarse mi madre, y otros con los de sus abuelas. Así que la
vuelta de los disfrasaus en estos días se convertía en pasarela de moda. Las mujeres se disfrazaban como es natural con trajes de sus padres y abuelos, pero por la mañana, porque la mujer hubiera sido mal vista si la hubieran visto o reconocido disfrazada al ponerse el sol. Pero las mujeres con la cara tapada eran terribles esos días, ya que durante todo el año estaban sometidas al ostracismo de aquel tiempo donde todo se convertía en pecado. Ahora bien, cuando se ponían la careta algunas que no to saludaban por vergüenza llevaban una botella o frasco y con palabras mordaces para aquellos tiempos y con voz ronca para que no la conocieses te lanzaba un agua con olor al pantalón, y te decía "toma, para que se te pase la calentura". Y luego con el frasco de harina to ponían como payaso de circo. Había uno o más que se disfrazaban con un traje especie payaso de circo y un sombrero de copa muy alto, para que lo distinguieran los chicos que pululaban junto a él. A este disfrazado se le llamaba el disfrazado del higo "pansón" porque usaba una caña con un hilo especie de los de pescar y colgando tres o cuatro higos secos. Blandía la caña, los higos tintineaban y gritaba: "al higo, al higo pansón". Cuando los habían arrebatado todos decía "esperad que vamos a seguir con el higo pansón" y así transcurría la tarde. Debo advertir que para un niño de 1918 un higo se consideraba el dulce más estimado por la pobreza que había y que los niños del 2006 desconocen por la cantidad de golosinas que hoy se consumen.
X LV I I I F I E S TA D E L A V E N D I M I A