abriendo LIBROS
El valor de NO ESCRIBIR Sara Giambruno
George Steiner es ensayista,
filósofo, narrador. Sus ensayos, publicados ya sea en forma de libros o artículos, nos muestran una pluma prodigiosa y un estilo deslumbrante. En todos. Eso no es fácil. Su libro más famoso, Después de Babel, casi de culto para los lingüistas, es sólo una probatida de las maravillas que escribió luego.
e
n Los libros que nunca he escrito abrimos esta lujosa edición en tapa dura con la expectativa de proyectos futuros que nos asombren y deleiten. Nada más alejado de la realidad. El autor, en siete capítulos, cada uno dedicado a proyectos diferentes, explica por qué los abandonó. No voy a reseñar todos para dejar picado al lector. Pero sí me voy a referir a dos. En uno de ellos, los principios, sólidos y bien fundamentados, abortan un proyecto que pudo ser grandioso. En el segundo, la imposibilidad –según él– de abarcar el tema, en este caso la educación, le ató las manos. “Chinoiserie” es el título del primero. En él cuenta acerca de una propuesta para escribir la biografía de Joseph Needham, un famoso biólogo y sinólogo de la Universidad de Cambridge,
CORREO del MAESTRO
núm. 178 marzo 2011
en Inglaterra. El atractivo que sentía Steiner por este investigador se debía, básicamente, a la titánica obra que había emprendido, que lo convertía en un humanista y enciclopedista de primera. Las razones que da para no haberlo escrito son, repito, de principios. Podrá el lector estar o no de acuerdo con el sustrato político que subyace en esto, pero nadie puede negar que Steiner se mantuvo fiel a sus principios. Después, como igual se quedó con ganas de escribirlo, nos comparte algo de lo que podría haber sido. Needham era prolífico y variado: bioquímica, biología, embriología, cristalografía, instrumentos de la Antigüedad… Sin embargo, las relaciones entre Oriente y Occidente, los conflictos entre ciencia y religión también le interesaban. E incluso con pseudónimo publicó novelas histó-
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