sentidos Y SIGNIFICADOS
Aquí se trata
DE… ¡NADA!
Arrigo Coen Anitúa (†)
Maravilloso y paradójico libro es el diccionario, donde todo está en su lugar y en perfecto orden; hasta el desorden y la confusión. Y tiene uno que rendirse ante una curiosísima evidencia: que precisamente las palabras que debían ser las más desordenadas y confusas –desorden y confusión– se hallan entre las más límpidas, regulares y disciplinadas. La primera se deja dividir netamente en sus dos partes: el prefijo des-, que sirve para negar tantas cosas –desprecio, desgracia, desamor, desatar–, y orden, ‘sin alteración’. En cuanto a confusión, es una palabra admirable por su buena conducta lingüística y por su significado: indica una fusión o mezcla homogénea, física o moral, de cada elemento con- los otros. A un grave indagador de palabras, el término confusión debe parecer una voz demasiado atildada para querer decir lo que significa. En el vocabulario, hasta la nada debe tener su puesto y su nombre. Para excogitar la palabra que significa nada, los diversos pueblos han dado muestras de su astucia lingüística. Los griegos acudieron a un experiente* aritmético: dijeron oudén, esto es, oudé hen, literalmente ‘ni uno’, al igual que nosotros decimos ninguno, del latín nec unus, también ‘ni uno’. Los romanos recurrieron a las habas, que en el mundo antiguo tenían gran importancia, no sólo como comestibles, pues en Atenas servían para la votación, y en Roma para los conjuros –durante las lemuriae de mediados de mayo– contra las eventuales maldades póstumas de los difuntos chocarreros. También se comían, devotamente, en las epulae ferales, en honor de los antepasados, y aun hoy en día se conserva en Italia el uso de consumir habas dulces en noviembre, en memoria de los muertos y para ganancia de los reposteros. * Experiente: estudio experimental.
CORREO del MAESTRO
núm. 145 junio 2008
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