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Dolor lumbar crónico. Entrevista Dr. Ernesto Vargas Rivadeneira
Una cirugía de columna bien indicada y realizada a tiempo puede cambiar la vida del paciente, pero siempre debe estar precedida de un abordaje multidisciplinario y terapias no invasivas
El dolor lumbar es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo, representa una carga significativa para los sistemas de salud y la productividad laboral. De acuerdo a información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “cerca del 80 % de las personas experimentarán dolor lumbar en algún momento de su vida, y es una de las principales causas de años vividos con discapacidad”. En Ecuador, la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo y Salud (ENSAT) del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, determinó que “durante 2021 a 2022, el 48,9 % de los trabajadores reportaron dolor o malestar en la columna lumbar en los últimos 12 meses, siendo una de las principales causas de morbilidad y ausentismo laboral”. Revista Guía Farmacéutica conversó con el Dr. Ernesto Vargas Rivadeneira, médico cirujano formado en la Universidad Central del Ecuador y especialista en neurocirugía por el Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria, España, con más de 20 años de experiencia, comparte información relevante sobre el dolor lumbar crónico, su impacto y los criterios para considerar una intervención quirúrgica.
¿Cómo se define el dolor lumbar crónico y en qué se diferencia del dolor agudo?
El dolor lumbar crónico se define como una experiencia dolorosa persistente en la región lumbar que se mantiene por más de 12 semanas, incluso después de tratar la causa desencadenante inicial. En contraste, el dolor lumbar agudo es de inicio repentino y suele resolverse en un periodo menor a 6 semanas. Existe también una categoría intermedia, conocida como dolor subagudo, cuya duración oscila entre 6 y 12 semanas.
¿Cuáles son las principales causas del dolor lumbar crónico y a quienes afecta?
Entre las causas más comunes se encuentran la degeneración discal (incluyendo deshidratación, fisuras anulares y protrusiones), hernias discales, estenosis espinal (estrechamiento del canal vertebral), espondilolistesis (desplazamiento de vértebras) y los síndromes miofasciales. Este tipo de dolor es más frecuente en personas mayores de 40 años, en quienes realizan trabajos físicamente exigentes, y en pacientes con sobrepeso o estilo de vida sedentario. En mujeres mayores de 65 años es habitual observar cuadros crónicos debido a una combinación de patologías degenerativas vertebrales.
¿Qué impacto tiene el dolor lumbar crónico en el paciente?
El dolor lumbar crónico afecta, significativamente, la calidad de vida, al limitar la movilidad, dificultar la capacidad para trabajar y realizar actividades cotidianas. En el plano emocional, puede provocar ansiedad, depresión e insomnio, deteriorando el bienestar general del paciente y afectando negativamente su entorno familiar y social.
¿Cuándo se requiere la intervención del especialista?
Cuando el dolor persiste por más de 12 semanas, no mejora con tratamiento conservador (analgésicos, reposo relativo, calor o frío), o se acompaña de síntomas neurológicos como debilidad, alteraciones de la sensibilidad o disfunción en el control de esfínteres. En estos casos, una evaluación especializada es esencial.
¿Cuándo considerar la cirugía en el dolor lumbar crónico y qué tratamientos deben precederla?
La indicación quirúrgica se plantea cuando el dolor lumbar es incapacitante, persiste por más de seis meses, a pesar de un tratamiento conservador adecuado y se identifica una causa estructural corregible confirmada por estudios de imagen (como hernia discal, estenosis espinal severa, espondilolistesis o escoliosis). La correlación clínica-radiológica es esencial para justificar la intervención. Sin embargo, previo a la cirugía, debe haberse probado opciones terapéuticas no invasivas como analgésicos, antiinflamatorios, fisioterapia, ejercicios de fortalecimiento, proloterapia, homeosiniatría, bloqueos/infiltraciones y terapia cognitivo-conductual. Estos enfoques se evalúan de 3 a 6 meses, y si se logra controlar el dolor o estabilizar la enfermedad, pueden mantenerse a largo plazo. La cirugía se reserva como última alternativa.
¿Qué especialidades intervienen en el manejo multidisciplinario previo a la cirugía de columna y cuál es su aporte?
Antes de considerar una intervención quirúrgica, es fundamental un enfoque multidisciplinario adaptado al perfil del paciente y a la patología. Este puede incluir ortopedia, neurocirugía, fisioterapia, medicina del dolor, psicología, y en ciertos casos, medicina laboral y rehabilitación. La fisioterapia ayuda a mejorar la movilidad y reducir el dolor, mientras que el manejo del dolor, a través de bloqueos, medicamentos o estimulación eléctrica (TENS), permite al paciente mantenerse activo durante el tratamiento. Además, la intervención del médico ocupacional puede facilitar la reincorporación laboral y la adaptación de tareas, mejorando así la calidad de vida del paciente.
¿Cómo aborda la comunicación con el paciente sobre los beneficios, riesgos y temores asociados a la cirugía de columna?
Se brinda una explicación clara, realista y basada en evidencia. Se detallan los beneficios esperados como la reducción del dolor y la mejora funcional, junto a los riesgos potenciales, que incluyen infección, sangrado, lesión neurológica o ausencia de mejoría. Además, se entrega un consentimiento informado completo, dejando claro que la cirugía no es una solución inmediata, sino, el inicio de un proceso de recuperación que requiere compromiso activo del paciente. Entre los temores más comunes del paciente están el miedo a quedar paralizado, empeorar o sufrir más dolor. Esto se aborda con evidencia científica y estadísticas que respaldan la eficacia de la cirugía bien indicada y realizada a tiempo. Además, se refuerza la comprensión del diagnóstico y el rol activo del paciente para evitar falsas expectativas.
¿Cómo es el proceso de recuperación de una cirugía de columna y qué cuidados deben seguirse?
La recuperación varía según el tipo de cirugía. Algunos procedimientos son ambulatorios, pero, en general, incluyen hospitalización breve, movilización temprana, fisioterapia progresiva, restricción de actividades intensas y seguimiento médico periódico. El éxito del tratamiento también depende de los cuidados posteriores como mantener un peso saludable, evitar cargas pesadas, realizar ejercicios indicados para la espalda, prevenir el sedentarismo y mantener una buena higiene postural. Además, es importante no seguir recomendaciones sin supervisión médica, como ciertas prácticas deportivas, que pueden no ser adecuadas para todos los casos.
¿Qué avances científicos están transformando el manejo del dolor lumbar crónico?
Entre los principales avances incluyen cirugías mínimamente invasivas, neuronavegación, cirugía robótica, estimulación medular, resonancia funcional, inteligencia artificial para diagnóstico personalizado, y terapias biológicas como células madre y factores de crecimiento. Además, terapias regenerativas como la proloterapia y la homeosiniatría están cobrando relevancia como opciones complementarias.
La recuperación no termina en el quirófano, requiere fisioterapia progresiva, cambios de hábitos y compromiso activo del paciente para lograr resultados sostenibles

Bibliografía:
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2023). Low back pain: Key facts and global burden. Recuperado de https://n9.cl/dmpz2a
Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). (2022). Panorama nacional de salud de los trabajadores: Encuesta de condiciones de trabajo y salud 2021‑2022. Recuperado de https://n9.cl/d9i5m