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Menopausia. Entrevista Dra. Gabriela Ayala

La menopausia acelera los procesos de envejecimiento, en especial, los de tipo inmunológico. Dra. Gabriela Ayala

Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, 2024), en Ecuador las mujeres representan “el 51 % de la población” con una esperanza de vida promedio de 80 años” . Con esta longevidad, las mujeres viven cerca de un tercio de su vida en la etapa posmenopáusica, lo que requiere de una atención médica integral orientada al bienestar físico, mental y hormonal. En este contexto, revista Guía Farmacéutica dialogó con la Dra. Gabriela Ayala, ginecóloga graduada en la Universidad Central del Ecuador; especialista en endocrinología ginecológica por la Universidad de Alcalá de Henares (España), en investigación clínica por la Universidad Anáhuac (México) y en Principles and Practice of Clinical Research por la Harvard T. H. Chan School of Public Health. Su labor se ha enfocado en endocrinología ginecológica, con énfasis en el climaterio, la menopausia, la anticoncepción y el síndrome de ovario poliquístico.

¿De qué manera su participación en congresos internacionales, representando al Ecuador, ha influido en su crecimiento profesional y en su trayectoria como mujer dentro de la medicina?

Es muy relevante. He dictado conferencias en varios congresos latinoamericanos desde hace muchos años. Como mujeres es interesante poder demostrar que tenemos capacidades y que no debemos ponernos límites. Es importante superar las barreras, porque cuando las personas no hacemos cosas, nos inhibimos. Si soñamos y volamos alto, vamos a lograrlo, pero con trabajo, dedicación y esfuerzo. Cuando comencé como presidenta de la Sociedad de Anticoncepción y ahora de la de Ginecología de Pichincha, fui la primera mujer en presidir ambas. Después vinieron otras mujeres y varias colegas considerarán que observarme en esa posición les permitió abrirse puertas y pensar que el mundo también es de las mujeres.

Además de la práctica médica, desarrolla una carrera académica, ¿Cómo valora esa experiencia?

Comencé haciendo un curso de investigación clínica en la Universidad de Harvard y, después, se presentó la oportunidad de aportar como ayudante de profesor. Se trabaja diferente, con un manejo más personalizado con los estudiantes, y es muy gratificante porque se comparten experiencias y se continúa aprendiendo. También fui profesora titular en universidades de Ecuador, tanto públicas como privadas y todo es crecimiento. Uno tiene que ver la vida como una oportunidad para aprender, incluso cuando enseña. Mientras más se repite un tema, se crean más interconexiones neuronales. Está comprobado científicamente que, mientras se lee, estudia y se prepara, esas nuevas interconexiones protegen incluso contra enfermedades como el Alzheimer o la demencia. Esto es un llamado a que las mujeres lean, estudien y se preparen, aunque no sea necesariamente para trabajar, sino para proteger su cerebro de enfermedades que son más frecuentes en varones que en mujeres.

Desde su experiencia, ¿cómo percibe el papel actual de la mujer en la medicina?

Cada vez existen más mujeres médicas en el mundo. Cuando impartía clases en la Universidad Central, la mayoría eran varones. Con los años, eso cambió. En la actualidad, en casi todas las universidades, la mayoría de estudiantes son mujeres, en especial, en ginecología y obstetricia. El rol va más allá de entender la medicina como una ciencia exacta, se trata de entender a la mujer desde una perspectiva empática, de mujer a mujer; lo que permite hablar, compartir experiencias y comprendernos entre pares para ofrecer una atención más integral y humana.

Entrando en su especialidad, ¿cómo define la menopausia y cuáles son sus principales implicaciones en la salud de las mujeres?

La menopausia es un proceso natural que, en algunos casos, puede presentarse de forma patológica cuando el ovario se daña, tempranamente, por anticuerpos, cirugías o cáncer. La pérdida de hormonas femeninas coloca a la mujer en una condición inmunológica deficitaria y de mayor riesgo cardiovascular, metabólico, osteomuscular y neurológico. Aumenta la probabilidad de hipertensión, infarto, obesidad, osteoporosis, artrosis y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia. Además, se asocia con sarcopenia (pérdida de masa muscular), mayor vulnerabilidad de la piel e infecciones, sequedad de mucosas, alteraciones del sueño y nicturia (micción nocturna frecuente), que reducen el descanso y la productividad. Los sofocos y sudoraciones, característicos de la perimenopausia, suelen iniciar antes de la suspensión definitiva del ciclo menstrual. Estos síntomas no deben ignorarse: los calores persistentes son una manifestación de daño neuronal y un factor de riesgo cardiovascular. Su presencia se relaciona con la acumulación cerebral de beta-amiloide, sustancia asociada al desarrollo de demencia y enfermedad de Alzheimer a largo plazo.

¿Influye el estilo de vida de la mujer en esta etapa?

Absolutamente. Si una mujer come bien, no consume azúcares ni carbohidratos refinados, incorpora carbohidratos complejos como plátano verde o quinua; come proteínas, verduras crudas y realiza ejercicio cardiovascular y de fuerza, puede reducir, significativamente, su riesgo de enfermedades. Además, se debe tener una buena higiene del sueño, tomar el sol en horarios adecuados, no fumar ni consumir alcohol, porque el alcohol produce más calores y sofocos. Todo esto forma parte de un envejecimiento saludable.

¿Cuáles son las opciones terapéuticas más seguras y eficaces para la menopausia?

Hace cincuenta años la esperanza de vida de la mujer era 52 años; muchas morían antes de llegar a la menopausia. En actualidad, la esperanza de vida es de 83 años, por lo cual, la mujer vive más años en posmenopausia que en la etapa fértil. Para vivir esos 30 o 40 años después, existen terapias naturales y hormonales, algunas idénticas a las hormonas humanas. En este proceso es importante desmitificar el miedo al cáncer de seno por el uso de hormonas. Estudios recientes demuestran que, con dosis adecuadas y en pacientes bien seleccionadas, el riesgo no aumenta, incluso puede disminuir. También existen fitoestrógenos derivados de soya. No se deben combinar terapias hormonales con fitoestrógenos, porque compiten por los mismos receptores celulares. Los beneficios al iniciar el tratamiento en la menopausia se comienzan a notar a los 15 días, alcanzando su máximo efecto a los tres meses, y pueden mantenerse a largo plazo, sin límite de tiempo, siempre que no existan contraindicaciones médicas.

¿En qué casos no está indicada la terapia hormonal?

En pacientes con cánceres diagnosticados, sangrados uterinos no estudiados, enfermedades hepáticas severas o antecedentes de trombosis. Antes de iniciar una terapia, se debe realizar una historia clínica completa, revisar factores de riesgo, presión arterial, peso, perfil lipídico y función hepática.

¿Cómo enfrentar el miedo al llegar a esta etapa?

La menopausia acelera los procesos de envejecimiento, en especial los de tipo inmunológico. Pero el miedo no debe paralizarnos. Por temor, muchas mujeres no van al médico y eso las lleva a vivir 30 años con mala calidad de salud, cuando existen opciones y tratamientos. La consulta médica no es solo para recibir hormonas, sino recibir recomendaciones de alimentación, ejercicio y prevención. Hay que guiarse por información científica no por consejos de algún familiar o amigos. Existen fuentes confiables como la Clínica Mayo, el Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia, la Sociedad Española de Ginecología, entre otras, donde se puede encontrar información. Sin embargo, el médico siempre será el mejor aliado de la mujer. Es fundamental que las mujeres conozcan cómo funcionan las hormonas, sus beneficios y riesgos. No hay que olvidarse que somos hormonas puras.

¿Qué mensaje le gustaría compartir?

Decirles a las mujeres que podemos, que tenemos la energía, la resiliencia y la pasión suficiente para hacer de nuestras vidas y de las que nos rodean unas vidas lindas y plenas. La menopausia puede ser un momento muy bello, en el que recuperamos independencia y aprendemos a ser plenamente mujeres.

Las mujeres tenemos la energía, la resiliencia y la pasión suficiente para hacer de nuestras vidas y de las que nos rodean unas vidas lindas y plenas
  1. Fondo de Población de las Naciones Unidas [UNFPA]. (2024). Potential and Challenges in Ecuador. Recuperado de https://n9.cl/74fdzm

  2. Instituto Nacional de Estadística y Censos [INEC]. (2021). Esperanza de vida al nacer (serie 1950-2025). Recuperado de https://n9.cl/1bmio

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