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Arte que nace entre el mar, la ciencia y el corazón

Entre las costas doradas de Aguada y los recuerdos de infancia llenos de mangoes, brisas marinas y creatividad sin límites, nació el alma artística de Verónica Morales. Criada entre juegos al aire libre y tardes de playa, Verónica descubrió muy temprano su vocación por el arte. Su madre, Elsie Irizarry, aún recuerda cómo, con tan solo tres años, Verónica ya coloreaba sin salirse de las líneas, dejando entrever la precisión y sensibilidad que hoy define cada una de sus creaciones.
De niña, creaba joyería con conchas marinas y cristales de mar recolectados en las playas de su amado Aguada, acompañada por su prima Wanda González, quien con amor la guiaba en estas primeras exploraciones artísticas. Lo que comenzó como un juego entre el mar y las manos, más adelante se transformaría en un lenguaje estético único, lleno de significado.
Pero su historia no termina ahí. Verónica también abrazó la ciencia con la misma pasión con la que abrazó el arte. Se convirtió en Física Teórica y completó una maestría en Ingeniería Eléctrica, ambos grados otorgados por el Recinto Universitario de Mayagüez.
Esta combinación de lógica y sensibilidad, de estructuras matemáticas y expresiones orgánicas, camina de la mano en cada una de sus piezas, dando vida a creaciones que trascienden la joyería: son pequeñas obras de arte.
Con el paso del tiempo, y tras muchos caminos recorridos, Verónica encontró un nuevo hogar en Warrenton,VA, donde ha continuado desarrollando su arte con una voz auténtica y profundamente puertorriqueña. Cada pieza que diseña lleva impreso el eco del Caribe, el murmullo del océano y la historia de una niña creativa que supo transformar su esencia en belleza tangible. Hoy, su tienda en línea no solo conecta a Puerto Rico con el mundo, sino que también realiza envíos a nivel internacional, permitiendo que su arte, tan íntimo y lleno de raíces, llegue a corazones en todas partes del planeta.
Damaris Galloza para Bienteveo The Magazine